La Tercera

Representa­nte del Lector

- Ricardo Hepp

EN SU discurso inaugural del Seminario Internacio­nal de Lengua y Periodismo, reunido en mayo pasado en La Rioja, España, la reina Letizia destacó la importanci­a de utilizar un lenguaje claro y conciso. En este espacio se trató el tema, que ahora animó a la lectora Amaya Espelosín a comentar que coincide con la reina, pero que también le parece importante utilizar ese lenguaje claro y conciso de manera correcta, tanto al escribirlo como al hablarlo.

En particular se refiere al mal uso de algunas formas verbales. Dice: “No se trata de chilenismo­s, sino de errores que empobrecen nuestra lengua. El ejemplo más conocido está en el empleo de la forma impersonal del verbo haber: ‘han habido muchos problemas’, ‘habían muchas personas’, ‘hubieron días’ y una larga lista que escuchamos por radio y televisión, y leemos en diarios y revistas. no es una excepción”. Por seguridad, la lectora sugiere convertir la forma verbal al presente para verificar el buen uso: “hay muchos problemas”, “hay muchas personas”

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o “hay días”. Finalmente, hace un llamado a seguir a la reina Letizia: “seamos claros, concisos y usemos bien nuestra querida lengua española”.

Cierto. El verbo haber suele hacer tropezar incluso a las personas más conspicuas.

Un distinguid­o profesor de gramática solía recomendar a sus alumnos: “eviten la forma ‘hubieron’, porque es más probable que la empleen mal que bien. Pero, si insisten en hacerlo, tengan presente que dicha forma es la tercera persona del plural del pretérito perfecto simple, o pretérito del indicativo, del verbo haber: hube, hubiste, hubo, hubimos, hubisteis, hubieron. Por ejemplo: ‘cuando todos hubieron terminado, se fueron a sus casas’. Hoy, no obstante, se usa más bien ‘cuando todos terminaron, se fueron a sus casas’”.

El profesor agregaba: “pero, recuerden que no es correcto su uso para denotar la presencia o existencia de personas o cosas, pues entonces el verbo haber es impersonal y, como tal, carece de sujeto (el elemento nominal que aparece junto al verbo es el complement­o directo) y se usa solo en tercera persona del singular. Son, entonces, incorrecta­s oraciones como ‘hubieron muchos voluntario­s’ o ‘no hubieron problemas para entrar al concierto’. Empleen ‘hubo muchos voluntario­s’ o ‘no hubo problemas para entrar al concierto’. ¿Está claro?”

Tras escuchar la explicació­n académica, y un minuto de reflexión, muchos de sus alumnos optaban por seguir el consejo inicial: evitar la forma verbal.

Sin remedio

La lectora Beatriz Baltra señala que leyó en una columna la expresión “en esto no hay tutía”. Agrega: “busqué el término ‘tutía’ pero no encontré una explicació­n que se ajustara a lo que había leído. ¿Otro neologismo?”

No. Se trata de un término antiguo, que llegó al español del árabe y que ya aparece en textos del siglo dieciocho. De neologismo no tiene nada. El diccionari­o acepta “atutía”, también del árabe, como producto químico (de óxido de cinc) y, en segunda acepción, como “ungüento medicinal para aliviar afecciones oculares”. Pero la literatura y el periodismo emplean hoy la variante “tutía”, como locución coloquial que indica que es imposible hacer nada para cambiar las cosas: “no hay tutía” o “esto no tiene remedio”.

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