Reforma a la educación superior
Señor director:
La reforma a la educación superior adolece de errores graves. Entre ellos está la obligatoriedad de acreditar las cinco áreas (gestión, docencia, investigación, postgrado y vinculación con el medio), situación que aparte de vulnerar la autonomía universitaria impone homogeneidad institucional, empobreciendo el sistema. Además, establece una acreditación mínima de cuatro años, no quedando claro qué pasará con varias privadas y estatales que hoy no cumplen ese requisito. También se establece la obligatoriedad de acreditar un conjunto de carreras de la Salud; es dable preguntarse por qué no se exige acreditar las ingenierías o carreras del área de negocios.
Todas estas decisiones implican la directa injerencia del Estado en el quehacer universitario, porque se impone un modelo único de universidad sin considerar la orientación misional de cada una.
El proyecto elimina la presencia de agencias privadas de acreditación, echando por tierra la experiencia ganada en una década de ejercicio de estos organismos especializados, cuyo trabajo ha sido evaluado satisfactoriamente por la propia Comisión Nacional de Acreditación (CNA).
Al parecer, el virtuosismo estatal aquí también se impone sobre la supuesta perversidad de lo privado. Todavía falta información sobre otros aspectos del proyecto.Pero si las medidas son similares, el país verá un retroceso en la calidad de su