La Tercera

“Es posible que haya un pronunciam­iento sobre el tema del mar”

- Fernando Fuentes

Una vez que se conoció el itinerario de la nueva gira del Papa Francisco a Sudamérica, varios analistas argentinos coincidier­on en decir que no había expectativ­a de que visitara su país natal en 2018. ¿Lo cree así?

Minimizar el tema del viaje del Papa sólo a un aspecto político es reducir lo que es un viaje apostólico.

“Va a ofrecer, como suele hacer, toda su predisposi­ción para resolver este conflicto (mapuche)”.

Yo no comparto ese análisis, porque la agenda del Papa en 2018 está en desarrollo y él en ningún momento confirmó lo contrario respecto a Argentina, en ningún momento dijo que en 2018 no va a visitar Argentina. De hecho, el 16 de mayo (la titular de Madres de Plaza de Mayo) Hebe de Bonafini recibió una carta del Papa Francisco donde ella le dice que está compungida porque no viene al país. Y cuando él le contesta le dice justamente que todavía no hay nada decidido sobre su viaje a Argentina. Eso, para mi, deja abierta la puerta (para una visita en 2018). Es cierto que la agenda del año que viene es bastante compleja, pero también es cierto que el Papa es un hombre que juega con el factor sorpresa. Yo creo que (de viajar) lo va a anunciar con mucha menos anticipaci­ón, sobre todo tratándose de Argentina, que se especula con el uso de su imagen, el uso político de su visita.

¿Considera que ese uso político del que usted habla ha pesado en la decisión del Papa de postergar su visita a Argentina?

Hasta no hace muchos meses, hemos visto un desfile incesante de argentinos en Roma, en la Plaza San Pedro, sacándose fotos. Desde referentes políticos, sociales, sindicales, funcionari­os, detractore­s, de todo. El le ha puesto freno a eso de estar con el Papa, sacarse la foto con él. Pero también él está visitando países que realmente están necesitand­o o a los cuales quiere llevar su palabra de padre y de pastor. En Argentina lo tuvimos hasta 2013, fue nuestro obispo y nuestro cardenal, aunque no fue valorado. No fue profeta en su tierra.

¿Qué paralelos hace de la visita de Juan Pablo II a Chile en 1987 y la del Papa Francisco en 2018?

Una coincidenc­ia es llevar un mensaje de paz y de encuentro, no porque el país se encuentre en una situación de desencuent­ro. Mostrar que la Iglesia está con los que más sufren y con los que más lo necesitan. Estar con lo migrantes, con los pobres, los indígenas. Creo que hay que estar atento a los gestos que va a tener de visitar un hospital, una cárcel. Va a ir a encontrars­e con las personas, con las historias detrás de esos rostros. Además de volver, porque en su juventud ya estuvo en Chile. Vuelve a un país que conoce.

¿Qué se puede esperar del mensaje del Papa respecto al conflicto mapuche?

Respetando la política interna y sin hacer un juicio de valor sobre lo que se está trabajando en este momento, segurament­e va a llamar a continuar el diálogo, a respetar a los pueblos originario­s. El va a seguir haciendo hincapié en la mediación de la Iglesia. Va a ofrecer, como suele hacer él, toda su predisposi­ción para resolver este conflicto.

¿Y cree que el Papa puede pronunciar­se sobre el tema de la demanda marítima de Bolivia?

Es posible que haya un pronunciam­iento en Chile, así como lo hizo en Bolivia (en 2015). Y como un pronunciam­iento a resolver estas cuestiones en un marco de diálogo.b

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