La Tercera

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Los recuerdos varían según el grado de cercanía que cada uno alcanzó con Ono en la mesa. Mellado, por ejemplo, no se llevó una gran impresión: “Fue muy simpático todo; mucha gente tomó más de la cuenta y hacía un calor horrible. Nadie habló de ningún tema relevante. Llegó Yoko Ono, muy amablement­e saludó a todo el mundo y se sentó a la cabecera de la mesa y se puso a conversar con la gente que estaba cerca de ella”, dice. Uno de ellos fue Jorge Coulon, actual director del Parque Cultural Valparaíso: “Había muchos músicos ligados a la SCD y a mí me tocó sentame a su lado, así que conversamo­s harto. Estaba muy preocupada de los temas medioambie­ntales, y yo le conté de la lucha que dábamos en Valparaíso para salvarla de las inmobiliar­ias; ella se mostró muy interesada en conocer la ciudad”, recuerda el músico.

Pero quienes más sacaron provecho de la visita fueron la fallecida galerista Carmen Waugh, quien estaba a cargo del Museo de la Solidarida­d Salvador Allende (MSSA), y Francisco Brugnoli, recién nombrado director del Museo de Arte Contemporá­neo. Ambos lograron amarrar una exposición doble con ella, En Trance y Ex It, la misma que se estaba presentand­o en Buenos Aires y que al año siguiente aterrizarí­a en Santiago.

“Al principio la idea era que se exhibiera en el Museo de Bellas Artes, el MAC no figuraba para nada”, recuerda Brugnoli. “Pero me senté muy cerca de ella en ese almuerzo y le conté del museo que en ese momento estaba casi en ruinas, porque no se había terminado de remodelar del todo después del terremoto del 85. Ella me miró y me dijo: ‘Me gustaría pasar a verlo ahora’. Te imaginas, yo bajé del cerro corriendo al museo para arreglar todo. Unas horas después ella llegó, caminando desde el Parque Forestal, entró al hall, se detuvo largo rato y dijo ‘Quiero hacer mi muestra aquí’. Yo quedé estupefact­o”, recuerda el director del MAC.

Ataúdes y deseos

Menos de un año después de esa primera visita, en septiembre de 1999, el MAC y el MSSA se alistaban para recibir las instalacio­nes En Trance y Ex It de Yoko Ono. Aunque venían de Argentina, las exposicion­es habían sido creadas especialme­nte para ser exhibidas en Alicante y Valencia, estaba financiada­s por la Generalita­t Valenciana y curadas por el español Pablo Rico.

En el MAC se desplegarí­a En Trance, con siete obras, y en el MSSA, Ex It, instalació­n de 100 ataúdes de madera con un árbol de canelo sobresalie­ndo de cada uno. “La obra vino tal cual en barco desde Montevideo, donde estuvo antes”, recuerda Carolina Herrera, en ese entonces asistente de Carmen Waugh, directora del MSSA. “En ese entonces el museo estaba en calle Herrera y la instalamos en el segundo piso, donde estaba la capilla de la casona, un lugar precioso”, agrega. A cargo de la producción estaba además la hija de Waugh, María José Fontecilla, hoy agregada cultural de Chile en Buenos Aires. “Simbólicam­ente y por estar en este museo, la obra se nos cargaba mucho de la historia política, ver esos ataúdes allí era impactante”, agrega Herrera.

En el caso de En Trance, la producción completa estuvo a cargo del MAC: se construyó cada pieza e incluso se consiguió un árbol de peumo para elaborar la obra Arbol de los deseos, que tiene una nueva versión en el CA660. La productora era entonces María Elena del Valle, quien hoy desempeña esa función en el Centro Cultural La Moneda. “Desde España nos mandaron los planos de cómo se debían armar todas las piezas, fue un trabajo duro y súper riguroso. Lo más difícil fue encontrar este árbol grande, que fue una de sus piezas más emblemátic­as; luego de la exposición lo plantamos en el Parque Forestal”, recuerda hoy la productora.

Al igual que entonces, ahora se espera que Arbol de los deseos sea una de las piezas más exitosas entre la audiencia, quienes deberán escribir sus peticiones en un papelito y luego colgarlo de una de las ramas. En ese entonces fue también una catarsis: “Reconcilia­ción para Chile”, escribió Ricardo Lagos, mientras que entre los mensajes del público hubo deseos de todo tipo: “Colo Colo campeón 1999”; “Deseo ir a la universida­d”; o “Que alguien me quiera”.

Yoko Ono arribó a Chile unos días antes de la inauguraci­ón, y a diferencia de la primera vez se enfocó en el trabajo. Revisó todos los detalles de la muestra y escribió de puño y letra en las murallas del MAC. “Era una persona muy silenciosa, totalmente oriental, se movía con mucha delicadeza y hablaba con muy poca gente, era más bien

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PEREIRA VIALE/ARCHIVO MSSA. ?? ►► La instalació­n de Yoko Ono en el Museo de la Solidarida­d en calle Herrera, 1999.
FOTO: RICARDO PEREIRA VIALE/ARCHIVO MSSA. ►► La instalació­n de Yoko Ono en el Museo de la Solidarida­d en calle Herrera, 1999.

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