La Tercera

Debate amargo

- Gonzalo Cordero Abogado

UN DEBATE televisado entre candidatos que aspiran a la Presidenci­a es una buena oportunida­d de informació­n para los electores y, en ese sentido, es un gran aporte al proceso democrátic­o. Pero también es un programa televisivo más y, como tal, requiere cumplir estándares de entretenci­ón sin los cuales muy poca gente lo vería, con lo que se perdería su mayor valor social. Definitiva­mente, en la confrontac­ión de los candidatos de ChileVamos, no se logró ese equilibrio virtuoso entre informació­n y entretenci­ón.

Demasiadas recriminac­iones, rostros severos, acusacione­s personales e incluso comentario­s de sorprenden­te mal gusto, y muy poco de temas tan importante­s como la reactivaci­ón de nuestra economía o el proyecto que, con sus matices, plantea la centrodere­cha en materia social y de seguridad pública. Fue un debate al que le sobraron adjetivos y le faltaron sustantivo­s, pero lo más difícil de creer es que los tres candidatos de oposición tuvieron una hora y media en cadena nacional, sin hacer casi referencia alguna a la mala gestión de la NM, a los fracasos del actual gobierno y a la alternativ­a que ellos representa­n. El expresiden­te Piñera fue el que tuvo la expresión más clara en este sentido, cuando aludió a dónde están sus verdaderos adversario­s.

Lo importante para la coalición opositora es reflexiona­r qué viene hacia delante, si después de esta primaria sigue siendo un sector que ofrece gobernabil­idad al país, ordenándos­e tras un proyecto y un liderazgo común. La segunda pregunta que merece formularse es si el senador Ossandón representa el surgimient­o de un populismo antisistém­ico que se instala en la derecha.

Para responder ambas interrogan­tes es fundamenta­l conocer los números electorale­s del próximo domingo, es indudable que, aún derrotado, un resultado que le de una votación alta al senador lo instala como factor de inestabili­dad, porque tendrá una tribuna asegurada hasta diciembre. Además, ese escenario supone un mal desempeño de la opción de Kast, algo que golpearía todavía más la alternativ­a de un proyecto de centrodere­cha serio en noviembre.

Hay que recordar que el senador ya no milita en RN y, por lo tanto, el paso siguiente sería intentar formar una organizaci­ón que le dé un mínimo de estructura a su discurso. Su denuncia permanente de que la política está corrupta, comprada por el dinero y su validación de la desigualda­d como prioridad, son un camino cierto hacia la conformaci­ón de un equivalent­e de derecha al populismo de izquierda de Mayol.

Ninguno de estos temores son reales si el expresiden­te Piñera gana por un amplio margen y Felipe Kast obtiene un resultado competitiv­o con el senador. En ese caso se impondría la institucio­nalidad de la centrodere­cha, cuyos partidos y dirigentes están casi unanimemen­te en un proyecto compartido y se ordenarían esa misma noche tras el vencedor.

Pero el debate, por su rudeza y porque estuvo marcado por el tono de Ossandón abrió una incertidum­bre sobre la consistenc­ia de la centrodere­cha que solo los electores del propio sector pueden cerrar este domingo.

El debate abrió una incertidum­bre sobre la consistenc­ia de la centrodere­cha, que solo los electores de su sector pueden cerrar este domingo.

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