La guerrilla de las FARC silencia sus fusiles
En un hito histórico para A. Latina, el grupo rebelde y Juan Manuel Santos sellaron la entrega de armas en un acto en el que los guerrilleros vistieron de blanco. A partir de ahora se abre una nueva fase.
Eran guerrilleros, pero cada vez lo parecen menos. El campamento transitorio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en Mesetas, se vistió ayer de gala para recibir a la plana mayor del gobierno y al secretariado del grupo subversivo. Los hasta ahora combatientes habían cambiado sus uniformes verdes por camisetas blancas. La mayoría lucía jeans y no llevaba fusiles al hombro. El acto fue convocado para certificar la entrega del 100% de las armas de los más de 7.000 miembros de la guerrilla.
“Sin armas, sin violencia, no somos más un pueblo enfrentado entre sí. No somos más una historia de dolor y de muerte en el planeta. Somos un solo pueblo y una sola nación avanzando hacia el futuro por el cauce bendito de la democracia”, dijo el Presidente colombiano y Nobel de la Paz, Juan Manuel Santos.
Quien hasta hace apenas un año era enemigo acérrimo de las FARC, como comandante en jefe del Ejército, fue recibido en medio de una gran expectación. Pocos guerrilleros rasos pensaban hasta hace poco en la posibilidad de tener frente a ellos al Presidente. Menos aún para darle un apretón de manos, como sucedió en varias ocasiones. Ayer, Santos no sólo saludó a los miembros del secretariado “fariano”, sino también tuvo tiempo para la tropa.
“No estoy, y seguramente nunca estaré, de acuerdo con ustedes sobre el modelo político o económico que debe tener nuestra nación, pero
Santos no sólo saludó al secretariado de las FARC, sino que también tuvo tiempo para la tropa.
“Sin armas, sin violencia, no somos más un pueblo enfrentado entre sí”, dijo ayer el Presidente Santos.
defenderé con toda la determinación su derecho a expresar sus ideas (…) porque esa es la esencia de la libertad en un Estado de Derecho”, le dijo a los guerrilleros. “Por lograr este día ha valido la pena ser Presidente”, agregó. Tomó también la palabra, entre vítores, Rodrigo Londoño, alias ‘Timochenko’, líder de las FARC. “No le fallamos a Colombia. Hoy dejamos las armas”, dijo ante aplausos de los presentes, en su mayoría guerrilleros, pero también altos mandos militares, representantes de la ONU y garantes del proceso. Al contrario del conciliador discurso de Santos, Timochenko sí se refirió a los grandes desafíos que tiene por delante el acuerdo de paz.
Desafíos
Lo más demandado por los guerrilleros fue la liberación de los presos
Aún falta que la guerrilla entregue el armamento pesado y los explosivos ocultos en todo el país.
de las FARC presentes en las cárceles. El gobierno aprobó una norma de amnistía prevista en los acuerdos de La Habana. Solo habrían abandonado la prisión un 40% de los combatientes que cumplen los requisitos para acceder al beneficio. Las FARC reclaman su salida inmediata. “Resulta lamentable que buena parte de los guerrilleros, milicianos, simpatizantes o acusados de pertenecer a nuestras filas permanezcan en prisión a 6 meses de expedición de una ley de amnistía o indulto que les garantizaba su libertad en 10 días”, criticó Timochenko.
Tras bajar del estrado, en mitad de un pasamanos, Santos intentó calmar a los combatientes rasos, destacando la intención del gobierno de cumplir esa parte –vital para las FARC- del acuerdo. No todas las armas de la guerrilla están aún en poder de Naciones Unidas. Falta el armamento pesado y los explosivos enterrados en unos 900 arsenales clandestinos (caletas) repartidos por todo el país. La ONU dijo haber destruido unos 80 de ellos. Confía en poder acabar con todas las “caletas” antes de septiembre.
Las FARC darán su próximo paso en su camino a la vida civil en agosto, cuando celebrarán un congreso para convertirse en partido político. “Este día no termina la existencia de las FARC. En realidad a lo que ponemos fin es a nuestro alzamiento armado de 53 años, pues seguiremos existiendo como un movimiento de carácter legal y democrático que desarrollará su accionar ideológico, político, organizativo y propagandístico por vías exclusivamente legales, sin armas y pacíficamente”, apuntó Timochenko en las llanuras del Meta, un paraíso natural golpeado por medio siglo de conflicto armado.
Las FARC parecen decididas a no volver a los fusiles, pero el acuerdo de paz y Colombia tienen grandes desafíos por delante. Uno de ellos es político. El Centro Democrático del ex Presidente Alvaro Uribe amenaza con cambiar parte de los acuerdos si gana las elecciones de 2018.
Preocupa también la futura ocupación de los guerrilleros rasos. Más de 300 están realizando un curso para convertirse en escoltas oficiales. Otros 500 pueden optar a una de las becas para estudiar medicina ofrecidas por el Gobierno cubano. Bogotá ofrecerá también cursos y capacitaciones para evitar que vuelvan a delinquir o incluso que entren a formar parte de los grupos ‘farianos’ disidentes de las FARC, compuestos por unos 300 hombres.
Y es que en Colombia, a pesar de la salida del actor más importante del conflicto, la guerra parece lejos de finalizar. Aún existen dos grandes grupos con armas: el Ejército de Liberación Nacional, la segunda mayor guerrilla del país, también en negociaciones de paz con Bogotá, y el Clan del Golfo, una banda criminal –o narcoparamilitar, según parte de los expertos colombianos- que opera en varias zonas. Ambos grupos han entrado en combate en los últimos meses por el control de las zonas que han dejado las Farc, según denuncian los líderes comunitarios, dejando cientos de familias desplazadas. Colombia tiene todavía muchos retos por delante.b
“Hoy constatamos el fin de esta guerra absurda que cobró más de 8 millones de víctimas y 220.000 compatriotas muertos”.
Presidente de Colombia