En Santiago y Valparaíso
Viernes 7, sábado 8, jueves 13, viernes 14 de julio en el Teatro U. de Chile; sábado 15 en la U. Santa María de Valparaíso. Todas las funciones a las 19.40 hrs. Para estos conciertos, la Orquesta Sinfónica de Chile es acompañada del Coro Sinfónico conducido por Juan Pablo Villarroel. Junto a ellos cantan la soprano Claudia Pereira, el contratenor Moisés Mendoza y el barítono Ramiro Maturana. Conduce la orquesta la brasileña Ligia Amadio.
Desde $ 6.000 a $ 15.000 en daleticket.cl. antiguo, serían la estructura narrativa de Carmina Burana, nombre en latín que alude a la abadía benedictina de Baviera donde se hallaron los escritos.
Se trataba de textos de estudiantes y goliardos (clérigos jóvenes o empobrecidos) que satirizaban a la Iglesia Católica y que se extendían en temas como la naturaleza efímera del dinero, la primavera y los peligros y plaun ceres de la bebida, el juego, la comida y el sexo.
Según sostiene el historiador canadiense Michael H. Kater en su libro Composers of the nazi era (2000), las autoridades nazis se sintieron en principio descolocadas por la obra, pero rápidamente lo olvidaron. Después de todo, estaba escrita en una lengua muerta y lo que siempre les importó fue su ritmo implacable, su accesibilidad musical y la evocación de un pasado medieval germano pintoresco.
Poco después del estreno, el periódico del régimen, Völkischer Beobachter, la alabó, llamándola “el tipo de música clara, tormentosa y al mismo tiempo disciplinada que nuestros tiempos requieren”.
En la misma época en que el nacionalsocialismo prohibió la llamada “música degenerada” de Felix Mendelssohn, Gustav Mahler o Arnold Schoenberg (los tres eran judíos), Carl Orff tuvo la cancha abierta para hacer lo que quisiera. Como lo postula Tony Palmer en su documental O Fortuna! (2008), el comportamiento del músico bávaro fue siempre el de niño: nunca se hizo cargo de nada y siempre se puso él mismo antes de todo, incluyendo a su propia hija.
El episodio más triste al respecto es el de Kurt Huber, amigo personal y ayudante en varios de sus libretos. Cuando a Huber lo detuvo la Gestapo por su oposición al régimen, Orff recibió la llamada telefónica de su esposa para que intercediera por él. El compositor de Carmina Burana se excusó argumentando que aquello pondría en riesgo su carrera, y el final de la historia fue la tortura, breve juicio y la ejecución de Huber en 1943.
Orff, como varios compatriotas, fue objeto de la llamada desnazificación a cargo de los aliados vencedores, y logró salir ileso de los procesos. Al parecer aquella “fortuna” que evocaba una y otra vez en los versos de Carmina Burana lo acompañó durante toda su vida .
Hasta hoy, su obra principal es un hit aquí y en cualquier escenario del orbe. Juan Pablo Villarroel lo resume así: “Podemos hacer 20 veces al año Carmina Burana y siempre estará lleno. Con o sin ballet”. ●