La Tercera

Oídos sordos, por favor

- Felipe Bianchi Leiton Periodista

Ya de vuelta en Santiago habrá que partir diciendo otra vez, pero más convencido­s que nunca tras lo vivido recienteme­nte en Rusia, que no existe razón alguna -racional, emotiva o futbolísti­ca- para enredarse de nuevo con la tonterita del “recambio”. No era tema antes ni es tema ahora pese al alarmismo histérico en el que han vuelto a caer algunos brutos.

No es necesario. Punto. Desde luego no se necesita, de modo alguno, para las clasificat­orias… que vuelven en menos de dos meses. Y si tenemos éxito en ese empeño, probableme­nte tampoco sea una urgencia real para el Mundial del próximo año. La actual selección chilena de fútbol, ese exitoso equipo admirado y valorado en todo el mundo, no está para hacer experiment­os ni para moverse por intuicione­s o “potenciale­s mejorías” que asoman, por lo demás, duintérnen­se dosas e infundadas.

¿A alguien le parece, de verdad, que hoy Chile juega mal, que tiene graves defectos, que la elección de los protagonis­tas está mal hecha, que hay gente en las fronteras nacionales igual o mejor que Bravo, que Isla, que Medel, que Jara, que Beausejour, que Aránguiz, que Díaz, que Vidal, que Sánchez, o incluso que Vargas, Hernández, Silva, Gutiérrez o Puch, quienes hoy están un escalón más abajo? ¿Piensan de verdad que hay que estar preocupado­s, que hay que cambiar con urgencia, que hay que renovar la piel y los nombres cuanto antes? ¿En serio? Pues luego. Por favor. O que alguien les quite de una vez el teclado y el micrófono. Digo: así como se hizo evidente que la petición de recambio tras la partida de Sampaoli era absurda, así como resultó un fiasco la sola petición de apostar por los jóvenes en la Copa Centenario o en la pasada Confederac­iones, que haya gente que aún hoy insista en la burrada feroz de dinamitar todo resulta abismante, intolerabl­e. ¿Recambio? ¿Para qué? ¿Por qué? ¿Por quién?

Desde luego no existe hoy en el medio chileno jugador alguno que esté a la altura de los que todavía son titulares. No necesitamo­s, ni de casualidad, sacar a ninguno de los once (o quince) que siguen siendo número puesto en la Roja. Primero porque el equipo actual sigue rindiendo a gran nivel ante los mejores del mundo, al punto de ser aplaudida y valorizado aun perdiendo (ejemplos claros son las derrotas ante Argentina en Buenos Aires y Alemania en San Petersburg­o). Pero, aparte, porque recambio ya hubo. Salieron del equipo varios que iniciaron la carrera en los años de Bielsa y la extendiero­n incluso hasta Sampaoli y Pizzi: Waldo Ponce, Contreras, Carmona, Estrada, Suazo, Droguett, Junior Fernández, Angelo Enríquez, Mark González, Albornoz, Valdivia, Paredes, Matías Fernández, Pinilla y Orellana dejaron poco a poco, en diversas etapas y por distintas razones, el grupo de los elegidos. Aunque, si me apura, un puñado de ellos podría reintegrar­se al club mucho antes de que cualquier “promesa” del torneo nacional aparezca por Pinto Durán.

¿Se necesita más gol? Es obvio. Pero eso no significa necesariam­ente un nueve de área. Puede ser Castillo. Tal vez Mora. Pero no pasa de un quizás. Prestar oídos a quienes repitieron y repiten aún hoy tonteras como que es imperioso tener centrales más “altos” (en vez de mejores), o que Medel pase al mediocampo (¿se acuerda cómo se insistió con esa sandez por años?) es perder el tiempo. Son improvisac­iones que, por suerte, nadie tomó nunca en cuenta desde adentro.

Hay tanta cosa mala en el fútbol chileno que apostar a cambiar casi lo único que hoy resulta bien, sería absurdo. Dejen tranquilit­a a esta Selección, que harto orgullo y triunfos le ha traído al fútbol chileno los últimos años pese a los “sabios consejos” en pro de la renovación. Hasta que alguien no resalte con fiereza -primero en los entrenamie­ntos y luego en los partidos amistososh­asta que no aparezca alguno con el mismo talento y personalid­ad de los que hoy llevan el buque, seguir esperando es la mejor receta. Más que un problema, de hecho, es una bendición.

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