EL ARREPENTIDO
La pareja más poderosa de la industria musical, Jay-Z y Beyoncé, ha formateado una subcategoría pop, un nuevo híbrido, unos discos compuestos bajo guión propicio para la telerealidad, donde lo privado y lo público se confunden en nombre de la música y el legítimo negocio.
Beyoncé lanzó en 2016 el ambicioso Lemonade, la historia de una mujer engañada en un matrimonio sin futuro, en medio de rumores de infidelidad de su famoso marido. “Una obra revolucionaria del feminismo negro”, proclamó Billboard.
La respuesta de Jay-Z llega con 4.44, su primer disco en cuatro años y que ya alcanzó un récord al ser publicado en su plataforma exclusiva Tidal: en 72 horas fue descargado ilegalmente un millón de veces. Hasta Snoop Dogg contó que lo había conseguido así.
Resumen exprés de 4.44. Jay-Z está arrepentido.
El rey del hip hop no responde con el arquetipo misógino del género, no se vanagloria de sus deslices. Al contrario. Asume que su pareja lo supera emocionalmente - “maduraste más rápido que yo”, cuenta en el corte homónimo-, manifiesta culpas por un pasado como vendedor de drogas, y que se desubicó al proponer un ménage à trois. En tono preocupado Jay-Z se pregunta qué efectos podrían tener sus acciones en Blue Ivy, la pequeña hija de ambos que ha crecido bajo el ojo mediático.
El libreto de telerealidad con el que opera el artista revela que 4.44, la canción, fue escrita a esa hora de la madrugada y grabada en completa soledad utilizando -detalle- el micrófono con el que habitualmente trabaja su esposa.
Jay-Z pisa otros terrenos peliagudos. En The Story of O.J. se mete nada menos que con la comunidad judía “¿alguna vez te has preguntado por qué los judíos tienen toda la propiedad en América?”-, y ya fue tildado como antisemita. En Family Feud, con Beyoncé en los coros, Jay-Z se instala en la posición de un capo que cuestiona las habituales peleas de raperos, en este caso entre representantes de generaciones distintas.
Mientras las letras son elocuentes, vívidas y confesionales, a la altura de la reputación de buena pluma que permitió a Jay-Z el reciente ingreso al Salón de la fama de los compositores el primer rapero en esta instancia-, la composición musical es sencillamente secundaria, decorativa, a ratos tediosa. Su fraseo puede ser característico pero el armazón que envuelve los poderosos versos desfallece. Nunca refleja el dramatismo ni la emotividad que transmiten sus vivencias como uno de los pesos pesados de la industria. 4.44 puede ser interesante como lectura y un bostezo como experiencia musical.
Su fraseo puede ser característico pero el armazón que envuelve los poderosos versos desfallece.