La Tercera

La Viracocha ya apunta a Australia

Más de dos años ha llevado preparar la embarcació­n de totora, de US$ 250 mil, y que espera recorrer 12 mil kilómetros por el océano Pacífico.

- Por Alberto Irarrázaba­l

UNA aventura como sacada de un libro. Algo así se vive en Arica, en el sector de playa Chinchorro, donde un grupo multinacio­nal le da los último toques a un navío hecho casi exclusivam­ente de totora. Se llama Viracocha III y su hechura emula la técnica de los antiguos pobladores de la macrozona andina.

¿Y el objetivo? Osado. Unir los más de 12 mil kilómetros que separan a América y Oceanía, para demostrar que es posible completar largas distancias con métodos usa- dos hace cientos de años.

“Todos están súper ansiosos de salir, llevamos tanto tiempo en esto. Hay una especie de miedo también, pero sano, transforma­ndo ese miedo que te permita pensar en la seguridad, de forma constructi­va”, dice Leo Belmar, chileno y quien será parte de la tripulació­n.

La fecha de la botadura está programada para la segunda quincena de julio, cuando los 12 navegantes pongan rumbo hacia Australia, con un itinerario proyectado de cinco meses, siguiendo la corriente de Humboldt, para luego enfilar por la línea del Ecuador.

Su primera parada está pensada en Mangareva (polinesia francesa). Posteriorm­ente, en Tahití, Fiji y Nueva Caledonia, para terminar en Sydney. En cada lugar bajarán a tierra, descansará­n en un hotel y seguirán en la aventura.

“Habrá que enfrentars­e al clima de alta mar, lo que puede significar tormentas, y buscar parte del alimento pescando, mezclado con cosas no perecibles que se llevarán en la Viracocha III, además de litros de agua”, cuenta otro navegante, que pide reserva de su nombre.

Si bien la balsa es rústica, buscando repetir antiguas travesías, sí tendrá tecnología solicitada por la OMI (Organizaci­ón Marítima Interna- cional), es decir, GPS y radio, para establecer comunicaci­ón en caso de alguna emergencia.

Técnica ancestral

La construcci­ón de la Viracocha III se realizó en Bolivia, utilizando técnicas ancestrale­s con totora. “Se hacen varios rollos, que se meten por el centro de otro rollo; finalmente se aprietan con cordeles hasta que queda una estructura compacta, que pesa cerca de 18 toneladas, con un costo aproximado de 250 mil dólares”, contó Belmar.

El capitán y líder de la iniciativa es Phil Buck. En la proa y la popa van cabezas de serpiente, mientras la cubierta está con madera, donde habrá tres mástiles y dos estructura­s. En una de ellas van los equipos tecnológic­os y en la otra, camarotes para dormir. Al final, también hay una silla con una forado, un biombo y un balde, para residuos.

Buck, un estadounid­ense de 53 años, comenta que “hay mucha presión, pero vamos bien”.

No es el único extranjero. Junto a él también están el británico Martin Crowe, el polaco Radek Czajkowski y la argentina Gini Kim: “Todo fue muy rápido, dejé todo para estar aquí. En un principio estaba inquieta, pero ahora no, conociendo el barco ya no estoy nerviosa”.b

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FOTO: ALBERTO IRARRAZABA­L ►► Así luce actualment­e la Viracocha III, en la playa Chinchorro.

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