Bus de la Libertad
Señor director:
Polémico ha sido el llamado Bus de la Libertad. La iniciativa originada en España busca reivindicar el derecho de los padres a educar a sus hijos, frente al avance de la ideología de género. Aunque el tono a muchos no les guste, no es lo esencial de la discusión.
El Movilh y la Fundación Iguales llamaron a las autoridades a impedir la circulación del bus. Llama la atención que buscaran atentar contra la libertad de expresión de este grupo, en circunstancias que hace una semana fue la Marcha por el Orgullo Gay y nadie dijo nada porque están en su derecho de hacerla.
Un segundo elemento en juego es el respeto por las familias que no tienen hijos dentro de la comunidad LGTB, y que son la gran mayoría. Muchos padres enfrentan con angustia tener que educar a sus hijos en un ambiente donde la naturaleza humana se ve permanentemente cuestionada por la ideología. La diferencia y complementariedad natural entre hombre y mujer se ve suplantada por la idea de una sociedad sin identidad sexual dada, sino construida por el propio sujeto y sus circunstancias.
Los niños son los sin voz; su hábitat es la familia y sus padres su principal referente. Quiénes tenemos el privilegio de tener hijos, sabemos que parte del destino de la humanidad está en nuestras manos. Por lo mismo, aunque no se puede correr el riesgo de ofender a nadie, los padres tienen el derecho de educar y cuidar a sus hijos frente a lo que consideran una amenaza. el poder.
Más allá que en esta materia el anterior gobierno se centró en destrabar la burocracia y el actual escasamente se ufana de la modificación al DL 211 -y en lo demás confía desde lejos en la creatividad de los privados-, sería conveniente que, tanto los candidatos que se han concentrado en cosas más importantes, como periodistas afanados en hurgar en el pasado y errores de los anteriores, y tantos diestros economistas y abogados abocados a resolver coyunturas, destinen tiempo a la construcción de estructuras programáticas sólidas para un desarrollo de mercados, con las armas que mejor aplican a nuestra realidad.
Gastón Mansilla C.
Profesor de Derecho Universidad Adolfo Ibáñez