La Tercera

Objeción de conciencia

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Señor director:

La objeción de conciencia existe para proteger al que se encuentra circunstan­cialmente en una posición vulnerable frente a la ley. El senador Alfonso De Urresti pretende negar ese derecho básico, porque en los hechos sería “imposible que el Estado cumpla su deber de atención” a las mujeres que quieran abortar. Ese argumento es deficiente. Uno de los motivos es que está en contradicc­ión con el pluralismo y la tolerancia, dos valores que se suelen invocar para justificar el proyecto de ley de aborto.

Afirmar que no se puede objetar conciencia en un “establecim­iento de salud público” o que reciba “financiami­ento estatal”, no es pluralista porque lo público no equivale a lo estatal (es mucho más que eso: es pluralidad). Esto lo aceptan incluso los ideólogos del programa de este gobierno. La objeción de conciencia existe precisamen­te con el fin de –contra las propias palabras del senador– “ser un escudo para doctrinas particular­es”. La tolerancia implica saber convivir con distintas formas de entender el mundo, no solo en relaciones interperso­nales, sino también frente a la fuerza que impone el Estado.

Fernando Contreras

Investigad­or

Instituto de Estudios de la Sociedad

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