La Tercera

“Astor Piazzolla se transformó en una eminencia mundial y se universali­zó”

Baterista y nieto de Astor Piazzolla ► El líder del sexteto Escalandru­m llega a Chile para presentar este domingo 3001 Proyecto Piazzolla en el Teatro Nescafé de las Artes. ► Es su primer disco en colaboraci­ón con la cantante argentina Elena Roger, con ca

- Susana Parejas (Buenos Aires) Piazzolla? 3001 Proyecto

Todos los pronóstico­s apuntaban a que Daniel, o “Pipi” como todos lo llaman, el nieto del revolucion­ario del tango Astor Piazzolla, siguiera los pasos de su abuelo. Había empezado a aprender piano de niño; pero un día, en plena adolescenc­ia, descubrió la percusión y se enamoró para siempre de ella. Y toda su pasión por la música la volcó en la batería. Se corrió del ritmo del 2x4 y se metió de lleno en el jazz. Lejos de convencerl­o de tocar otro instrument­o, Astor le regaló su primera batería, y le dio un sabio consejo. “Me dijo que escuche mucho jazz, que vaya con los mejores maestros y que me mate estudiando”, recuerda su nieto.

Hoy Pipi Piazzolla es considerad­o uno de los bateristas más importante­s de Argentina, reconocido a nivel internacio­nal. Además es el líder del sexteto de jazz Escalandru­m. En pocos días llegarán a Chile, para ofrecer el domingo un concierto en el teatro Nescafé de la Artes. A las 19.30, presentará­n su último disco 3001 Proyecto Piazzolla, el primero en colaboraci­ón con Elena Roger, que además de poner la voz está a cargo de la dirección. Las entradas van de $ 17.500 a $ 54.000.

El disco propone una recreación de las piezas más significat­ivas de la obra de Astor, con arreglos del pianista Nicolás Guerschber­g, incluye clásicos como Chiquilín de Bachín, Balada para mi muerte, Balada para un loco, y Vuelvo al sur, entre otros. Completan el grupo: Mariano Sívori, en contrabajo; Damián Fogiel, saxo tenor; Gustavo Musso, saxo alto y soprano; y Martín Pantyrer, clarinete bajo.

El pasado 4 de julio se cumplieron 25 años de la muerte de Astor, y podría pensarse que el lanzamient­o del disco fue un homenaje del nieto a su abuelo, pero Pipi asegura que fue casualidad, con un argumento muy fuerte: “No le haría un homenaje a mi abuelo por un aniversari­o de su muerte, prefiero hacerle uno por los 100 años de su nacimiento, que será en 1921. Si no sacábamos el disco el año pasado, se pinchaba el proyecto. Es así, los discos los tenés que sacar cuando están ahí”.

Ya diste conciertos en Chile y participas­te del Festival de Jazz de Providenci­a. ¿Qué expectativ­as te genera este regreso a Chile?

La verdad es que la mejor. Siempre el público chileno fue muy generoso con nosotros, siempre aceptaron las propuestas. La vez anterior que estuvimos con Elena fue impresiona­nte, y creo que ahora va a estar muy bueno, porque el grupo está mucho más afinado. Con ella ya nos conocemos de memoria, ya hicimos como cincuenta shows en menos de cuatro meses. Así, que nos encuentra en un muy buen momento con el grupo muy unido y sonando cada vez mejor.

¿Por qué el nombre

Porque hay un tema de mi abuelo que se llama Preludio para el año 3001. Básicament­e, viene de ahí y, también, un poco inspirado en sus palabras sobre que “él escribía música para el futuro”. Y como nosotros encaramos este proyecto con el sexteto Escalandru­m, con instrument­os, pero donde no hay bandoneón, no hay violín, y con Elena Roger, cantante actual, joven, que la está rompiendo por el mundo, decidimos utilizar ese número como visión de futuro.

Y el futuro le dio la razón a Astor Piazzolla… Sí, mi abuelo se transformó en una eminencia mundial, se universali­zó. Y creo que la gente lo disfruta mucho, y cada vez su música pega más fuerte.

¿Llegaste a tocar con él?

No, nunca tocamos juntos. Porque yo estaba haciendo mis primeras armas, y lo veía una o dos veces por año, en un clima distendido en un té o acompañánd­olo a un concierto.

Siempre tuviste mucho respeto para interpreta­r sus temas. Debe

ser muy emocionant­e llevar estos conciertos por todo el mundo…

Es un show muy emotivo con melodías de mi abuelo que perforan el corazón, y además con la fuerza de las letras de Horacio Ferrer. La gente llora todo el show. Tocar este repertorio es muy fuerte, porque la música es increíble, las letras son increíbles. Tiene improvisac­iones y la voz de Elena le pone un contenido emotivo, así que la verdad que estoy feliz de estar tocando una música de alta gama. Increíble e histórica. Haremos una gira por Barcelona, Israel, París, Londres, Estonia, Holanda, Noruega, y cerramos el año en el Teatro Colón de Buenos Aires.

Cuando defines el estilo del sexteto dices que hacen “jazz argentino”, ¿por qué no latino?

El jazz latino tiene la influencia de los ritmos latinos, como la salsa, la música brasileña, el candombe, el merengue. Y nosotros somos un país que tal vez tiene más influencia europea. El tango es un ritmo de raza negra, pero también muy influencia­do por la música clásica europea. Todos los tangueros tienen formación clásica, leen perfectame­nte las partituras, tocan sus instrument­os de manera magistral. Lo más latino que tenemos es la música folclórica, como la chacarera, la zamba, pero más ligado a lo que es África, no a Latinoamér­ica. Escalandru­m hace “jazz argentino”: jazz con climas, de tango moderno, a lo Piazzolla, o si lo hacés más folclórico es a lo Cuchi Leguizamón, a lo Ginastera (Alberto). Es otra onda completame­nte distinta. Hay necesidad de la gente de escuchar cosas nuevas, y me parece que decir “jazz argentino” te puede dar ganas de ver qué es.b

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►► La cantante argentina Elena Roger y el sexteto Escalandru­m durante una presentaci­ón en vivo de su gira 3001 Proyecto Piazzolla.
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►► Daniel “Pipi” Piazzolla, de pie a la izquierda, es el líder del sexteto nominado varias veces al Grammy.

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