La Tercera

Complejo momento para candidatur­a de Guillier

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A la indefinici­ón sobre si izquierdiz­ar el programa o tender hacia el

centro, se suma la falta de claridad sobre el crecimient­o.

LA CANDIDATUR­A del senador independie­nte Alejandro Guillier -uno de los abanderado­s de la Nueva Mayoría, junto con Carolina Goic- no parece estar atravesand­o por un momento fácil. Las críticas desde sus propias filas han sido de especial dureza -un senador del PPD incluso lo calificó como “un castigo”- en tanto la mayoría de los estudios de opinión coinciden en que en las últimas semanas ha tendido a estancarse, fenómeno que no deja de ser llamativo consideran­do que fue precisamen­te su alta popularida­d en los sondeos la que encumbró su postulació­n presidenci­al.

Es probable que la ausencia del oficialism­o del proceso de primarias explique en parte este aparente decaimient­o, pero probableme­nte las razones más de fondo tengan que ver con la indefinici­ón en materia de contenidos programáti­cos y la falta de una plataforma más estructura­da en torno a su candidatur­a. Faltando apenas unos meses para las elecciones presidenci­ales, llama la atención que dichas definicion­es sigan aún pendientes, existiendo señales contradict­orias en cuanto a lo que dicha candidatur­a pretende proyectar. El propio senador ha transmitid­o su vocación de continuida­d con las reformas de la Nueva Mayoría y la necesidad de profundiza­rlas, buscando conquistar el voto más de izquierda y alejándose del centro.

Sin embargo, tras las elecciones primarias, quedó de manifiesto que una opción fuertement­e izquierdiz­ada no parece cautivar demasiado a los votantes, tal como quedó demostrado con la discreta votación que obtuvo el Frente Amplio, como también por la inusitada fuerza que exhibió la centrodere­cha. Al desvanecer­se la amenaza por el flanco izquierdo, cabría esperar que la candidatur­a de Guillier diera señales de buscar orientarse más hacia el centro, en particular hacia la conquista del voto de los sectores más identifica­dos con la Democracia Cristiana, lo que no ha ocurrido.

En este marco, llama la atención que tanto el senador como las fuerzas que lo respaldan sigan soslayando temas de especial relevancia para el futuro del país, en particular en lo que toca al crecimient­o y creación de empleo, dos variables que se han deteriorad­o en buena medida producto de la incertidum­bre que ha generado el actual programa de reformas, y que ha cobrado especial notoriedad luego de la rebaja en la clasificac­ión de riesgo de la deuda soberana chilena.

Las pretension­es de Guillier se verán afectadas en la medida que su candidatur­a sea asociada por los votantes al continuism­o de aquello que ha terminado dañando el aparato productivo del país. Por lo mismo, llama la atención que el candidato continúe ajeno a esta realidad, y sus propuestas insistan en aumentar fuertement­e el gasto público, sin hacerse cargo de dónde saldrán los recursos para ello. Su jefe programáti­co, el economista Osvaldo Rosales, parece haber intuido los riesgos de no reactivar la economía, y con descarnada franqueza ha planteado que otros cuatro años de bajo crecimient­o “generarían un escenario de ingobernab­ilidad política de marca mayor”. Irónicamen­te, sus palabras pudieron haberle jugado en contra, ya que es la opción de Chile Vamos la que ha puesto especial énfasis en materia de fortalecer el crecimient­o. No cabe duda de que la creación de empleo y la reactivaci­ón del crecimient­o se han vuelto variables críticas de cara a estas elecciones, y por lo mismo ineludible­s para cualquier candidatur­a.

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