La obra de Violeta Parra volvió a brillar en un emotivo homenaje en el Teatro Colón
Las cerca de 3 mil personas que llegaron anoche hasta el Teatro Colón de Buenos Aires se encontraron con una imagen poco habitual coronando el más prestigioso de los escenarios de la capital argentina. Una que, de alguna manera, contrastaba con la dorada majestuosidad del lugar: un bombo legüero, adornado con un típico remolino de papel, ubicado al centro de la tarima y rodeado de los atriles de los más de 40 integrantes de la Orquesta Estable del recinto.
No se equivocaba Angel Parra Orrego cuando, hace dos meses y en estas mismas páginas, hacía un paralelo entre la iniciativa que estrenó ayer y la llegada de Violeta Parra al Louvre con sus arpilleras y tapices hace casi medio siglo. Lo de ayer en el Colón fue otra noche histórica para la obra de la creadora nacional, que en el año de su centenario volvió a cruzar fronteras geográficas y a borrar los límites de lo que todavía algunos definen como “alta cultura”.
Tampoco exageraba el guitarrista al calificarlo como “el hito más importante que se hará sobre un escenario para el centenario” de su abuela. El espectáculo, un inédito homenaje sinfónico a la autora de Volver a los 17 a cargo de estrellas de diversos géneros de ambos lados de la cordillera, reunió a un público entusiasta donde se mezclaron chilenos y argentinos, de diversas edades, los que antes de iniciada la música centraron sus miradas y aplausos en la invitada estelar: la Presidenta Michelle Bachelet, quien viajó especialmente al país vecino para asistir al evento y fue recibida con una ovación por parte de la audiencia, antes de sentarse en uno de los balcones acompañada por Isabel Parra y el embajador José Antonio Viera-Gallo.
Pocos minutos después de las 20.00 horas, el actor nacional -radicado por muchos años en ArgentinaPatricio Contreras abrió los fuegos leyendo un texto que el poeta Raúl Zurita dedicó a Violeta Parra, a lo que le siguió la obertura de la orquesta a cargo del maestro Guillermo Rifo, responsable de los arreglos sinfónicos para más de una decena de composiciones de la foclorista que sonaron durante la noche. Allí, además de los instrumentistas estables, el concierto tuvo