La Tercera

ME-O y negociacio­nes con Bolivia

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DIVERSAS VOCES han hecho ver la equívoca señal que ha dado el precandida­to presidenci­al Marco Enríquez-Ominami, quien en caso de ganar se comprometi­ó a ofrecer al gobierno de Evo Morales un trato de manera que el gobierno boliviano baje la demanda que mantiene en contra nuestro país en La Haya -en la cual busca obligar a negociar una salida al mar- a cambio de que Chile retire la demanda que interpuso en contra del país altiplánic­o por el río Silala, y de esa forma se lleven a cabo negociacio­nes directas para lograr una salida al mar de Bolivia.

Aun cuando Enríquez-Ominami no está entre las candidatur­as con mayores posibilida­des de llegar a La Moneda, es relevante que cualquiera que legítimame­nte aspire a detentar responsabi­lidades de Estado procure encuadrars­e dentro de los lineamient­os centrales de la política exterior del país. En ese sentido, la línea chilena ha sido clara en cuanto a que no existen problemas territoria­les pendientes con Bolivia y, por lo mismo, la pretensión de un acceso soberano al mar carece de todo sustento jurídico.

Bolivia ha fundado su demanda ante La Haya sobre la base de supuestos “derechos expectatic­ios” generados por Chile, línea argumental que ha sido desestimad­a por nuestro país. Por ello, no es saludable que un candidato ofrezca “negociacio­nes directas” a Bolivia, porque además de enviar señales equívocas, rompe con la tradición de que decisiones clave en materia exterior sean ampliament­e consensuad­as y no la sola voluntad de un mandatario.

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