MUSEO DE LA DEMOCRACIA
SENOR DIRECTOR
La propuesta de un museo de la democracia da cuenta de que nuestra historia es aún territorio en disputa, a la vez que la facción política que representa el candidato Sebastián Piñera se encuentra lejos de descifrar el signo de los tiempos. La propuesta evidencia que un sector de la sociedad sigue considerando que el terrorismo de Estado y la violación de derechos humanos son temas parciales. Y más aún, que es una buena idea empatar el período de la transición a la democracia con la Dictadura. Mucho se ha tratado ya de empatar la Dictadura con la Unidad Popular y los resultados no han sido buenos para nuestra convivencia.
Una segunda arista, quizás menos evidente, es que la propuesta del candidato no dimensiona que hablar de democracia implica conversar sobre las concesiones que debió hacer la Concertación para lograr un país democrático. Esto significa dialogar sobre el particular sistema binominal que tuvimos hasta hace poco, sobre la Constitución del 80 y el modelo económico neoliberal que consagró este período, entre otros, abriendo otra fractura que dice relación con la demanda de una sociedad de derechos, y la profundización democrática pendiente en nuestro país.
Para contar con un museo que aborde nuestra historia de cara al siglo XXI es quizás más urgente poner la mirada en los espacios culturales ya existentes, y partir por iniciativas concretas que permitan dialogar sobre la democracia que hemos construido y sobre la democracia que queremos.
María Paz Undurraga evitándonos las destempladas intervenciones de algunos representantes en el Congreso, precisamente porque ambos reproches -que van por caminos distintos- se confundieron.
Andrés Villalobos González
María Elina Cruz
Abogada Baraona Fischer Spiess