Axel Buchheister
EL CASO DE LOS NOTARIOS DEMUESTRA LA INCAPACIDAD DEL PAÍS PARA RESOLVER PROBLEMAS QUE PERIÓDICAMENTE HACEN NOTICIA.
El Ministerio de Justicia anunció que aumentará el número de notarios, cuyo servicio es deficiente y caro. La oposición reaccionó poniendo en duda las medidas, pues sospecha que el gobierno utilizará el incremento de dichos funcionarios para designar en esos apetecidos puestos a sus allegados. La discusión es llamativa porque es un caso de texto que demuestra la incapacidad de este país para resolver problemas que se arrastran desde siempre, pues el caso de los notarios periódicamente hace noticia y ahí sigue sin que nadie haya hecho realmente nada.
Desde luego, no son “funcionarios”: las notarías son una concesión a privados altamente rentable. Y que los chilenos sufren, porque cualquiera que tenga que hacer un trámite notarial sabe que debe pedir número, esperar para ser atendido y, luego, aguardar más aún hasta que el notario firme. Y después pagar y no poco, porque no hay notario pobre. La teoría económica indica que si hay colas en las notarías y los notarios ganan mucho, entonces hay un problema de oferta y se debe actuar sobre ésta. Desde este punto de vista, la iniciativa del gobierno está bien encaminada y la oposición, si está atenta a solucionar los “problemas de la gente”, tendría que ofrecer su colaboración, sujeta a que haya objetividad en los nombramientos.
Pero el problema no es económico ni de oferta, sino de demanda: hay demasiados trámites innecesarios ante notario. Y es un problema cultural, porque la ley no los exige sino que los inventa nuestra burocracia pública, e incluso la privada. Todo porque las certificaciones notariales son una supuesta garantía de pureza, aunque no sea siempre así: es cosa de mencionar los casos que ha habido a afiliaciones a los partidos políticos. Tantas situaciones se han producido, que ahora no basta la firma en los papeles, autorizada por el notario, sino que se debe agregar la huella digital al lado, que es la garantía real, porque es pesquisable. La pregunta entonces es, ¿para qué el notario? Ciertas reparticiones públicas –pocascuando piden una fotocopia del carnet, quien realiza el trámite debe firmarla y poner su huella; y el funcionario que la recibe también la firma y pone su timbre. Solución a costo cero, instantánea y en que cualquier irregularidad se puede investigar quién fue. Pero ninguna autoridad hace algo para extenderla a otros casos como norma y desocupar las notarías.
Otro tema: los jubilados de las fuerzas armadas que siguen prestando servicios y ganan sueldo junto a la pensión, un doble pago por parte del Estado. Solución obvia y que propone el gobierno: alargar la carrera. Los que conocen del tema lo vienen diciendo desde hace mucho tiempo. Recién ahora se mandará el proyecto de ley, pero seguramente ahí quedará porque ya no queda tiempo para aprobarlo. Hasta que una nota de prensa lo vuelva a plantear en unos años más. Es que estamos en Chile.