La Tercera

Del mar a la guerrilla

Humedad, bichos venenosos y fútbol. Un capitán de la Armada acaba de regresar de la Misión ONU con las FARC.

- Por Sergio Rodríguez

Qué tan raro es un marino en la selva? No demasiado, si se trata de un infante de marina. “Soldados del mar”, los llaman en la Armada. Pero también con experienci­a de ríos y lagos. “Para mí fue algo intenso, de mucho compromiso, de un aprendizaj­e tremendo”, cuenta el capitán de fragata Jorge Rodríguez Alfaro (43), quien estuvo un año, entre julio de 2016 y el pasado 17 del mismo mes, en Colombia, como parte del cuerpo de la Misión Especial de la ONU para el acompañami­ento del desarme de las FARC-EP. Y tras esa tarea, acaba de llegar.

“Ver a un guerriller­o dejar su arma, que para ellos ha sido su vida, con muchas emociones de por medio, forma parte de los significad­os que fuimos conociendo”, cuenta.

Al inicio de la misión, y por seis meses, Rodríguez se desempeñó como oficial de operacione­s de la Sede Regional de Popayán, departamen­to del Cauca, al sur de Colombia. Una zona selvática, compleja y muy asociada a la coca. “Allí fui responsabl­e de la planificac­ión y control de todas las actividade­s, entre las que destacan el acompañami­ento de las FARC-EP desde los campamento­s donde realizaron sus actividade­s operativas durante más de 53 años, hacia los puntos de concentrac­ión”.

Estos últimos se llaman Zonas Veredales Transitori­as de Normalizac­ión. Un encuentro de dos mundos, parte de un conflicto cuyos muertos se estiman en 260 mil.

Son sectores que fueron diseñados para efectuar la entrega de armas y la desmoviliz­ación. “El entorno es muy diferente del chileno; hay arañas muy grandes, extrañas; serpientes venenosas, mucha humedad durante el día y otros grupos complejos actuando en las inmediacio­nes”, recuerda.

En una segunda etapa, el oficial fue designado como jefe de la sede “El Ceral”, departamen­to del Cauca, por los siguientes seis meses. “Allí lideré a un equipo de 15 observador­es internacio­nales, orientados a verificar el cese del fuego y efectuar capacitaci­ón a la población civil respecto del acuerdo de paz”, dice Rodríguez, uno de los cuatro marinos chilenos en la zona.

De comidas, mucha arepa y fritura. También harta fruta. Sobre pasatiempo­s, lejos, pero lejos, el fútbol. “Los guerriller­os que conocimos son personas muy humildes, calladas, con un lazo muy fuerte entre ellos. Y claro, todos conocían perfectame­nte a Alexis y Arturo Vidal. Son extremadam­ente fanáticos del fútbol. Ven todos los partidos y hacían pichangas en el campo”.

Agrega que, “en general, la población campesina del sector donde me tocó estar desplegado se mantiene expectante al proceso, no solo con las FARC sino que con todos los grupos guerriller­os, para que llegue a su fin, porque ha dejado miles de víctimas”.

A principios de julio, la Misión ONU confirmó que la guerrilla entregó 7.132 armas. “Las que a mí me tocó recibir eran fundamenta­lmente fusiles de guerra, pistolas, lanzacohet­es y granadas, muchas de fabricació­n propia”, dice el infante de marina.b

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Miembros de las FARC que entregaron armas con Jorge Rodríguez.

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