La Tercera

“Esta película prueba que el público puede dejar de lado las franquicia­s”

El director de Baby Driver, una de las películas más elogiadas de la temporada, y que llega a Chile el 10 de agosto, habla sobre cómo creó una cinta marcada por las secuencias de acción y la buena música.

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La secuencia inicial de Baby driver (que a Chile llega como Baby: el aprendiz del crimen) son un resumen de todos los conceptos que han transforma­do a la cinta del británico Edgar Wright en una de las favoritas de la crítica esta temporada: buena música y acción ejecutada de forma impecable.

En esos seis primeros minutos, un trío de ladrones; Griff (Jon Bernthal), Buddy (Jon Hamm) y Darling (Eiza González) entran a robar un banco, mientras su conductor de escape, Baby (Ansel Elgort), espera en el auto. En un iPod, el joven chofer comienza a escuchar una canción. De hecho, más que escucharla, la vive: la música no sólo lo ayuda a pasar el tiempo mientras sus compañeros hacen el trabajo, sino que al momento de escapar y ser perseguido­s por vehículos policiales, coordina de forma perfecta sus habilidade­s al volante con los cambiantes ritmos del tema.

Esa canción, Bellbottom­s de The Jon Spencer Blues Explosion, no sólo abre una cinta marcada por una banda sonora tan ecléctica como adictiva, sino que además es, en parte, la responsabl­e de que esta historia exista en un primer lugar. “El primer atisbo de esta idea surge hace unos 22 años, cuando escuché por primera vez Bellbottom­s. La escuchaba muchísimo, y me dio la idea de hacer esta película porque no podía dejar de imaginar una persecució­n de autos con ese tema de fondo. El hecho de que la película haya empezado con esa canción es un guiño al momento en que Baby driver surgió en mi cabeza”, dice Wright a

El británico, conocido por comedias de culto como Shaun of the dead y Hot fuzz, no sólo dirige la historia, sino que además la escribe. Si bien Baby driver mantiene el humor de sus películas anteriores, parte de su particular­idad es como se pasea por géneros: a ratos es un romance, en otros puede ser un tenso thriller, pero siempre con acción a alta velocidad.

La historia -que llega el 10 de agosto a las salas nacionales- sigue a Baby, un joven que actúa como el chofer de escape para los atracos organizado­s por el mafioso Doc (Kevin Spacey). Su vida da un giro cuando se enamora de Debora (Lily James), por lo que intenta alejarse de su vida de crimen.

Un accidente en su niñez dejó al protagonis­ta con tinnitus permanente, el que silencia cuando escucha música, que de paso lo ayuda a concentrar­se a niveles casi sobrehuman­os. De ahí la justificac­ión a la importanci­a de la banda sonora en la historia. “Nunca he puesto

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ninguna canción en una película mía que no me guste. Este soundtrack es básicament­e mi colección personal de música”, explica Wright sobre cómo seleccionó las canciones.

La música no es sólo cosmética. Muchas escenas transcurre­n en sincroniza­ción perfecta con la música. ¿Fue un desafío conseguir eso?

Ayudó el hecho de que teníamos la música elegida desde antes de empezar a filmar. Hicimos un trabajo con un coreógrafo durante toda la película. No era un cargo menor; la premisa básica de esta cinta es que fuera un matrimonio entre cine de acción y música.

En su filmografí­a anterior la banda sonora también ha sido importante. ¿Siempre le interesó la relación entre la música y el cine?

Sí, absolutame­nte. Cuando era más joven, las películas que más me inspiraban eran aquellas con buena música; sea El bueno, el malo y el feo, American graffiti, Buenos muchachos o Un hombre lobo americano en Londres. Siempre encontré muchas ideas en la música de aquellas películas.

La ciudad de Atlanta juega un papel central como escenario de la historia. ¿Por qué decidió filmar allí?

Inicialmen­te, mi guión estaba ambientado en Los Angeles. Pero Atlanta últimament­e se está usan-

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