Santiago no tiene dónde hacer LULU
Parece un mal chiste, pero el título apunta a un tema crítico que debemos enfrentar con urgencia. El acrónimo anglo LULU se usa para identificar los “Locally Unwanted Land Uses” o Usos de Suelo No Deseados, tales como industrias peligrosas, rellenos sanitarios, plantas de tratamiento de aguas o residuos tóxicos, centrales eléctricas, antenas de celular y otras actividades necesarias para el funcionamiento de una ciudad que nadie quiere tener en su patio trasero.
La airada reacción del alcalde de Tiltil Nelson Orellana ante la aprobación del proyecto de manejo de residuos tóxicos Ciclo por parte del Comité de Ministros agitó los ánimos. La opinión pública tiende a simpatizar con el supuesto abuso que ha convertido a la comuna en zona de sacrificio, con cerca 30 “LULUs”, entre los cuales se cuenta el relleno Lomas los Colorados, que recibe cerca del 70% de los residuos domésticos de Santiago. Pero la reciente amenaza de cerrar dicho relleno vía decretos municipales pone a la capital en una eventual crisis sanitaria.
La ubicación de los LULUs no necesariamente responde a variables económicas ni sociales. El Plan Regulador Metropolitano de Santiago define estos usos en base a criterios técnicos y es actualizado en forma periódica. Si dicho plan predeterminó la zona norte de Santiago como la más adecuada para este tipo de actividades no fue por alguna predisposición maligna contra los vecinos de Tiltil, sino debido a una serie de condiciones geográficas y geológicas que llevan a que sea un territorio de baja calidad agrícola, suelos arcillosos, con vientos predominantes desde el sur oeste que alejan las emisiones de las zonas más pobladas de la cuenca y que cuenta con buena accesibilidad por la ruta 5 y la línea del tren. Muchos LULUs se localizan por condiciones operativas y no socioeconómicas: las plantas de tratamiento de aguas servidas deben estar en las zonas más bajas de la cuenca como Maipú o Pudahuel, y las plantas de transferencia de residuos sólidos están en Quilicura por la conexión entre autopistas urbanas y ferrocarril.
En lugar de oponerse a los LULUs, más vale tomarlos como oportunidad para condicionar su localización bajo la idea de creación de valor compartido, como en Suecia y Dinamarca, donde las incineradoras de basura aportan energía y parques urbanos, así como discriminar respecto a aquellos que no son estrictamente necesarios, como una chanchería o cárcel que pueden establecerse en cualquier otra localidad.
La necesidad de contar con un plan de ciudad y una autoridad metropolitana que defina y oriente dicho plan es un tema que el intendente Orrego viene promoviendo con fuerza y con un compromiso personal con Tiltil. Y esto no tiene que ver con Ciclo sino con el gran desafío ambiental a futuro: Las principales reservas de cobre de alta ley están ubicadas en la cordillera metropolitana. La división Andina de Coldeco y Anglo American ya estudian ambiciosos planes para explotar el mineral minimizando el impacto en glaciares y la vida urbana de Santiago, pero parte importante del material, relaves y logística tendrá que darse por Tiltil y zonas aledañas. Esta realidad nos obliga a pensar en forma estratégica el territorio metropolitano, no solo por justicia a Tiltil, sino además para garantizar el futuro desarrollo sustentable del país.