Escala tensión entre EE.UU. y Rusia
El Senado estadounidense aprobó nuevas sanciones económicas contra Rusia por la supuesta injerencia en las elecciones presidenciales, además de su actividad militar al este de Ucrania y su anexión de la península ucraniana de Crimea en 2014. La legislación, que endurece las sanciones ya aplicadas a fines de 2016, establece que el Presidente impondrá medidas en contra de los sectores de inteligencia y defensa rusos, además de castigar a inversiones que contribuyan directamente a la capacidad de Rusia de construir tuberías de exportación de energía.
Esta iniciativa -que fue aprobada con 419 votos a favor y solo 3 en contra-, si bien es en respuesta a los atropellos de Rusia en contra del derecho internacional, abre a su vez un complejo escenario tanto al interior de Estados Unidos como para la comunidad internacional, lo que da cuenta de los delicados equilibrios en juego. Las nuevas sanciones constituyen un claro golpe para el gobierno de Donald Trump, que evaluaba la posibilidad de diluir las sanciones en contra del Kremlin, alejando la posibilidad de bajar en el corto plazo la tensión entre ambos países, pues Rusia, a su vez, respondió con la expulsión de 755 diplomáticos estadounidenses.
Las sanciones reflejan la fuerte desconfianza que provoca al interior de EE.UU. el acercamiento de Trump con Moscú –lo que incluye a vastos sectores del Partido Republicano, abriendo una disputa entre el Presidente y el Congreso. Sus efectos también pueden resentir las relaciones con la Unión Europea, la cual reclama que dichas sanciones afectan a empresas que comercian con Rusia.