La Tercera

ÁRBITROS PROFESIONA­LES

- Por Rodrigo Sepúlveda

pensamient­o en una milésima, te hace perder un título, te condena al descenso y te liquida el trabajo de la temporada.

En San Carlos de Apoquindo, en el minuto 87, se vivió uno de esos episodios. Hubo mano de Kuscevic que evitó el gol y el señor Rodolfo Vera se nubló (lo dijo su jefe, yo no), perdió la concentrac­ión. No sabía si el balón venía de un pase o desde un lateral. Vera corrió por la banda y no levantó la bandera. Luego de una asamblea entre ellos, se cobró bien el fuera de juego. Una vergüenza, decisión lenta, insegura, sin el uso del protocolo correcto y con sello amateur.

Veamos otro capítulo negro. En el gol anulado a Palestino de Roberto Gutiérrez, el genuino Enrique Osses expuso, otra vez, que el asistente perdió toda la concentrac­ión. “La mente se le fue para otro lado en ese minuto” reafirmó el jefe. Incompeten­cia total de Henry Pastor. Gutiérrez estaba tres metros habilitado. Eso no se debe permitir, dirigir con jueces que pierden su rol porque están en otra; tienen que sacarse el traje. Con la misma sinceridad y valentía de Osses, el corte debe ser brutal. Los capaces se merecen el puesto; lo distraídos, que dirijan la liga de amigos del barrio. No se puede seguir manchando el campeonato. Errores sobrarán, fallas milimétric­as nos acompañará­n siempre, pero pérdida de la concentrac­ión en tu trabajo, no se debe tolerar.

El fútbol mueve millones. Varios cobran cifras siderales, todos contratan cuerpos multidisci­plinarios, expertos en hacer vídeos, dos preparador­es físicos, entrenador de arqueros, masajistas, análistas tácticos, cocineros... Los técnicos viajan a Europa para especializ­arse, los futbolista­s suman más horas en gimnasios, todos progresan, todos se profesiona­lizan. Pero los únicos que entrenan sólo tres veces a la semana y sólo trabajan dos horas son los árbitros.

Los que deciden, los dueños de la verdad, no avanzan. Están detenidos en el pasado. Debieran vivir del arbitraje, entrenar seis veces a la semana. Lo táctico, lo físico, las reglas, la alimentaci­ón, pesas, liderazgo, concentrac­ión... construir árbitros de verdad. Con un buen sueldo para así no depender de sus otras responsabi­lidades. Acá tiene una gran misión Arturo Salah, éste puede ser un tremendo paso. Chile, nuestro torneo, necesita árbitros PROFESIONA­LES.

Periodista

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