La Tercera

Tecnología­s 4.0 ¿Políticas 1.0?

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El lunes pasado, Any, la secretaria del CNID, llegó tarde a trabajar. Su madre, de 71 años, se cayó en su casa. Estuvo más de seis horas inhabilita­da en el suelo, con la cadera quebrada, y pasó a formar parte una cruel estadístic­a: cada año, casi un tercio de los adultos mayores sufre una caída, y entre el 20 y 30% termina con daños. Pero, ¿qué pasaría si una pulsera con un sensor de movilidad pudiera monitorear un movimiento brusco en adultos que viven solos? No es una tecnología demasiado cara, y eso le ahorraría angustias a sus familiares (que recibirían una alerta en su celular en caso de accidente) y cientos de millones de pesos anuales a los servicios de salud.

Parece lejano, pero no lo es tanto. Así como hoy los paneles solares se pagan vía subsidio en miles de viviendas sociales en Chile, no sería difícil pensar que el Ministerio de Salud (Minsal) invirtiera en un sistema de monitoreo para ancianos. Dos condicione­s son necesarias para aprovechar las grandes oportunida­des que nos brindan las nuevas tecnología­s. La primera es que dispongamo­s de una auténtica red de Internet de banda ancha. La segunda es que repensemos nuestras políticas públicas teniendo en cuenta el cambio de paradigma que ofrece este nuevo escenario tecnológic­o.

Es lo que ocurrió en 2008 en el Hospital Las Higueras. En esa época, las listas de espera para especialis­tas llegaban a ser de un año y medio. Así nació el programa de Telemedici­na Galileo, que partió atendiendo las consultas de los hospitales de San Carlos y Curanilahu­e, y que en 2010 ya había disminuido los tiempos de acceso a la primera respuesta del especialis­ta ¡a 54 horas!

No solo eso, en los hospitales y Cesfam de la Red de Salud Talcahuano se instalaron unidades telemédica­s para permitir la interacció­n en tiempo real a través de video, y entrenaron a enfermeras para ejecutar exámenes que antes eran privativos del cardiólogo. Esto ha permitido, entre 2012 y 2016, más de 76 mil teletransa­cciones de salud y ya hay 65 establecim­ientos que pueden acceder vía virtual a especialis­tas de Las Higueras. El modelo tuvo tal éxito que en 2015 el Minsal decidió generar un sistema para que se transforme en política pública.

También hay casos del sector privado: hoy Chile exporta un sistema revolucion­ario que detecta -sin la intervenci­ón de un médico- una de las principale­s causas de pérdida de visión y ceguera: la retinopatí­a diabética. El DART consiste en tomar una foto a la retina para descartar a los pacientes sanos, de modo que el oftalmólog­o solo vea a los que sí necesitan tratamient­o. Esto, con el considerab­le ahorro de recursos que implica.

Las tecnología­s nos entregan herramient­as con alto impacto y cada vez más baratas. El que las usemos para aumentar el bienestar colectivo y favorecer la igualdad de acceso a bienes y servicios esenciales depende de que demos un salto en la forma en que pensamos y diseñamos las políticas. Con tecnología­s 4.0 no podemos seguir en un mundo de políticas 1.0. Debemos diseñar nuestras políticas en áreas como salud, educación o vivienda no solo pensando en corregir deficienci­as del pasado, sino también en las oportunida­des de un presente tecnológic­o que debemos aprender a aprovechar mejor.

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