Transantiago: entre particulares y taxis
Vespucio Norte-Escuela Militar
Son las 8.05 horas y corro hasta el paradero para abordar el recorrido 425. A la subida hay dos fiscalizadores que procuran que la gente pague el pasaje. Valido mi tarjeta y apurada avanzo hacia la parte trasera del bus para alcanzar un asiento, pero no lo logro. Sin embargo, voy bastante cómoda.
Comienza el viaje y el bus se detiene en cada paradero. Suben y bajan personas. Mientras, algunos aprovechan de tomar un improvisado desayuno y otros revisan sus celulares. Somos cerca de 45 pasajeros a bordo.
A las 8.14 comenzamos a subir por el camino de La Pirámide. El bus avanzaba un poco más lento que los autos y en las curvas se formaban pequeños tacos, propios del camino empinado. Pese a ello, a las 8.19 ya estoy en Vitacura. La gente se baja de a poco en cada paradero y ahora son los semáforos en rojo los que retrasan un poco el camino. No obstante, no se pierde fluidez. Finalmente, a las 8.37 ya estoy en el punto de encuentro fijado, antes que mi compañero. Punto para Transantiago.
Grecia-La Moneda
Partimos a las 12.00. No sé si es cosa de suerte, pero a las 12.03 ya estoy sentada arriba del bus 516, que me llevará hasta La Moneda. Va casi vacío, hay unos 11 pasajeros y más de 10 asientos disponibles.
Luego de 13 minutos pasamos por un costado del Estadio Nacional. Ahora, la mayoría de los asientos están ocupados, pero queda bastante espacio en la parte delantera del bus. A las 12.27 ya estoy en plena Alameda, y el tránsito se vuelve más lento. Algunos autos particulares y taxis entran a la pista del bus. Escucho bocinazos y gritos. En Santa Lucía sube la primera y única vendedora ambulante de todo el trayecto, pero nadie compra nada. Minutos después, en Universi-