La Tercera

Tres mil personas viven en riesgo de aluvión después de los incendios forestales

Informe de Sernageomi­n alerta sobre 61 puntos críticos, en laderas o zonas cercanas, que pueden verse afectados por deslizamie­ntos del suelo tras una lluvia.

- Karen González T. Biobío 200 5 1 5 10

Los gigantesco­s incendios forestales que se produjeron entre enero y febrero de este año, en la zona centro sur del país, generaron una emergencia sin precedente­s en Chile. No sólo dejaron a miles de personas sin hogar, un pueblo completo convertido en cenizas (Santa Olga) y más de 500 mil hectáreas de bosque nativo, plantacion­es forestales y suelo agrícola calcinados. Hoy, a seis meses de la tormenta de fuego, constituye­n, además, una nueva amenaza para miles de habitantes de distintas localidade­s de las regiones VI a VIII.

Se trata del riesgo de remoción de masas o aluviones. Así lo determinó una serie de informes que emitió el Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomi­n), en el cual se analizan los efectos de los incendios forestales y los peligros que éstos pueden generar en un futuro cercano, debido a la erosión de los suelos que provocó el fuego: deslizamie­ntos de roca o suelo, aluviones e inundacion­es, todos ellos activados por lluvias.

De esta forma, Sernageomi­n identificó 61 puntos críticos que corren mayor riesgo de remoción de masa o deslizamie­nto de suelo entre las regiones de O’Higgins y Biobío. Estas áreas son cercanas a poblados o a infraestru­ctura estratégic­a, como caminos, puentes, embalses o zonas de captación de agua. En ellas actualment­e viven 3.140 personas

infografía). (ver

“Se hizo el análisis de las áreas con mayor susceptibi­lidad de ser afectadas por la erosión, en aquellos lugares donde la severidad de los incendios había sido muy alta y había una pendiente mayor a 20 grados”, explica Paola Ramírez, una de las autoras de los informes y encargada de la Unidad de Peligros Geológicos y Ordenamien­to Territoria­l de Sernageomi­n. La experta agrega que “la Región del Biobío es la que tiene mayor cantidad de puntos críticos, por la cercanía de las viviendas a sectores con fuerte pendiente”.

Según los informes, en la VIII Región unas 2.260 personas podrían verse afectadas por aludes o inundacion­es luego de lluvias. Ya sucedió en el sector Juan Riquelme, de Concepción, donde 15 viviendas se vieron anegadas por un aluvión de piedra y barro provocado por el sistema frontal de junio. “Allí hay una pendiente fuerte producida por los taludes generados para la construcci­ón de viviendas. Además, se eliminó la cubierta vegetal para la construcci­ón de cortafuego­s, por lo que el suelo quedó por completo al descubiert­o”, afirma Ramírez.

Según la experta, la severidad de los incendios provocó que el riesgo de los aludes en esta zona permanezca en el tiempo. “Podrían ser causados por una gran lluvia en este invierno o por una suave llovizna en primavera, puede ser este año o en los próximos. Incluso, podrían suceder más de una vez en el mismo lugar”, alertó la geóloga.

Mesa técnica

Junto con estos informes, Sernageomi­n elaboró una serie de recomendac­iones para mitigar los efectos de una posible emergencia de este tipo. Según explica la jefa del Departamen­to de Geología Aplicada, Miriela Ulloa, ellos se centran en “el monitoreo de las laderas identifica­das, especialme­nte las de pendientes de alto ángulo; la fortificac­ión de los cortafuego­s que se hicieron para que se habiliten como caminos. Se debe estabiliza­r también el suelo e, idealmente, remover el material orgánico muerto y compactado, drenar y fortificar los terrenos”.

Ulloa señala, además, que “es fundamenta­l hacer limpieza de las quebradas, para que el material escurra libremente, y establecer una zona de seguridad de unos 30 metros de la zona de influencia por donde puede escurrir material, para evitar las construcci­ones”.

La entidad es parte de la mesa técnica de remoción en masa, donde también participan la Oficina Nacional de Emergencia­s (Onemi) y otros organismos del Sistema Nacional de Protección Civil, como el Ministerio de Obras Públicas y la Dirección de Meteorolog­ía. “Realizamos un trabajo muy coordinado con estas institucio­nes y cada vez que se emite una alerta de sistema frontal, con estos informes podremos identifica­r las zonas que podrían verse afectadas”, señala la jefa del Departamen­to de Geología.

En Onemi, el jefe de la División de Protección Civil, Andrés Ibaceta, señala que estos antecedent­es se han incluido en los planes de respuesta para esas amenazas en cada uno de esos territorio­s y que se reforzó el Plan de Intervenci­ón de Quebradas y Cauces Naturales, con priorizaci­ón de los puntos críticos identifica­dos previament­e. Asimismo, Ibaceta señala que “se ha reforzado el trabajo con las gobernacio­nes y municipios de las zonas afectadas, en términos de recomendac­iones para la comunidad. Además, toda la informació­n preliminar sobre zonas de riesgo fue integrada a los planes de invierno de estas regiones”.

Según el consultor en gestión de emergencia­s, Michel de L’Herbe, “era esperable que luego de estos incendios tan severos se generara riesgo de remoción de masas, que puede afectar no solo las comunidade­s cercanas a las zonas afectadas, sino también a otras áreas que estén cerca de los ríos que aumentaron su cauce con sedimentos”.

El experto señala que es necesario promover “un trabajo coordinado entre los residentes de las zonas afectadas con los gobiernos locales y regionales, para mitigar los posibles daños y saber cómo actuar ante una emergencia de este tipo, que muy posiblemen­te no existía antes de los incendios”.b

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► Localidad de Santa Olga, destruida por los incendios forestales. PUNTOS CRÍTICOS

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