La Tercera

LO QUE LA CIUDADANÍA DESEA SON MEJORES PENSIONES, LO QUE SE PUEDE CONSEGUIR CAMBIANDO ALGUNOS DE LOS PARÁMETROS DEL ACTUAL SISTEMA.

- Michael Shifter Presidente Diálogo Interameri­cano

Ayer la Presidenta Michelle Bachelet firmó, y envió al Congreso para su tramitació­n, el proyecto de reforma al sistema de pensiones. Esta acción se explica por una fuerte presión social al respecto, hábilmente impulsada por el movimiento No+AFP. La importante diferencia existente entre las expectativ­as y la realidad del nivel de las pensiones en Chile –un hecho irrefutabl­e- se originó tanto por los aumentos de los salarios reales mayores a los anticipado­s en 1980, como en las expectativ­as de vida más largas y las mayores lagunas impositiva­s. Estos factores se tradujeron en imposicion­es menores a las necesarias para alcanzar las tasas de reemplazo anticipada­s, a pesar de las elevadas rentabilid­ades de los fondos de pensiones.

La reforma al sistema de pensiones no fue una de las prioridade­s del programa de la Nueva Mayoría. Los adultos mayores tienen en Chile, de acuerdo a datos de la OCDE, niveles de pobreza muy inferiores a aquellos de los jóvenes (15 versus 22,5 por ciento), sugiriendo que la atención debiera ponerse preferente­mente en resolver los problemas de los últimos. No obstante, es innegable que las pensiones en Chile son bajas en términos absolutos y todo pareciera indicar que una mayoría de los ciudadanos estaría de acuerdo en aumentar –para mejorar sus pensioness­u ahorro previsiona­l, siempre que fuese nominalmen­te a cargo del empleador y para engrosar las cuentas individual­es.

El proyecto, sin embargo, propone que un 40 por ciento del aumento del 50 por ciento en las imposicion­es se destine a un fondo colectivo administra­do por el Estado, supuestame­nte para empezar a recuperar el espíritu de seguridad social del sistema y para mejorar las pensiones más bajas. Al hacerlo de ese modo, la mayor imposición se convierte en un impuesto al trabajo, con todo los inconvenie­ntes que ello representa. Además, su carácter redistribu­tivo se verá severament­e limitado por el techo a las imposicion­es, si es que se compara con la alternativ­a de financiar las mayores pensiones solidarias deseadas con fondos generales de la nación.

Contrariam­ente a la falsa imagen creada por el movimiento No+AFP, las Administra­doras de Fondos de Pensiones han sido razonablem­ente eficientes en su cometido, como incluso lo ha reconocido el ministro de Hacienda. Por ello el 60 por ciento de las mayores imposicion­es que desea imponer el gobierno podrían perfectame­nte engrosar las cuentas individual­es en dichas institucio­nes, en vez de hacerlo en el nuevo ente estatal. Y si además las mayores pensiones solidarias se financiara­n directamen­te con recursos fiscales, no habría necesidad alguna de crear la probableme­nte ineficient­e y definitiva­mente enredada nueva institucio­nalidad propuesta. Lo que la ciudadanía desea son mejores pensiones, lo que se puede conseguir perfectame­nte cambiando algunos de los parámetros del actual sistema y aumentando la competenci­a en el sector. callejeras ha dejado más de 130 muertos.

¿Cuándo y cómo saldrá Venezuela de esta crisis interminab­le? No hay buenas opciones. El año pasado fracasó un intento de diálogo en el marco de Unasur y apoyado por el Vaticano. Además, a pesar de algunas novedades como la suspensión de Venezuela del Mercosur, la reacción de los países de la región ha sido tardía y decepciona­nte. La declaració­n de 12 cancillere­s en Lima esta semana fue contundent­e, pero no está claro si la retórica se acompañará con medidas más concretas.

En Washington, el trabajo multilater­al a través de la OEA, cuyo secretario general Luis Almagro ha asumido una posición firme, se ha combinado con sanciones bilaterale­s contra funcionari­os del régimen, incluyendo Maduro. Esta estrategia empezó con Obama y se ha expandido bajo Trump. La apuesta es que provocarán fracturas dentro del chavismo, incluyendo entre las fuerzas armadas, creando condicione­s para una transición democrátic­a.

Pero hasta ahora no hay señales de que las sanciones individual­es estén resultando. La administra­ción Trump está estudiando sanciones sectoriale­s -por ejemplo contra la importació­n de petróleo venezolano- que serían muy costosas para el país y su población.

Por cierto, no se pueden descartar escenarios muy pesimistas en Venezuela, incluyendo más violencia. Pero es urgente pensar instrument­os para que la comunidad internacio­nal, una oposición unida con un liderazgo y estrategia claros, y miembros del régimen que saben que este experiment­o está agotado, puedan trabajar juntos para poner fin a esta tragedia en nuestro hemisferio.

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