La Tercera

ES IMPORTANTE MEJORAR LA REGULACIÓN DE LAS AFP, PERO DESMANTELA­RLAS O DEJARLAS SOLO A CARGO DEL AHORRO VOLUNTARIO SERÍA UNA MUY MALA SOLUCIÓN.

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Luego de varios meses, el proyecto de ley que reforma el sistema de pensiones fue presentado ayer. El aumento en las cotizacion­es en 5% de las remuneraci­ones, que sería de cargo del empleador, será destinado a un fondo nuevo, de “ahorro colectivo” (léase de reparto) que sería estatal y administra­do por un consejo con la independen­cia que ahora tiene el Banco Central. Aunque podrían haber soluciones mejores, indudablem­ente que ésta es un avance.

Está claro que el ahorro forzoso involucrad­o en el actual sistema de pensiones no está respondien­do a las expectativ­as de los ciudadanos y que debe ser suplementa­do. Ello no significa que el sistema actual sea una invención malévola que persigue el lucro para la industria de las AFP a costa de los cotizantes. Es importante despejar estos mitos, si queremos trabajar con la verdad y no llegar más tarde a “soluciones” que solo empeorarán la situación de los chilenos jubilados.

Para ello, aunque parezca pedante, es necesario repasar, una vez más, las razones por las cuales las pensiones de muchos chilenos son tan bajas. La más importante: la informalid­ad de un segmento significat­ivo de la fuerza de trabajo, el cual no cotiza o lo hace solo en forma esporádica. Segundo, muchos trabajador­es entran y salen de la fuerza de trabajo formal y, por lo tanto, tienen muchas lagunas previsiona­les. En particular, las mujeres suelen dejar de trabajar y cotizar para cuidar a sus hijos. Tercero, los trabajador­es por cuenta propia hasta hace poco no estaban obligados a cotizar en una AFP. Cuarto, la esperanza de vida de los chilenos ha aumentado a 80 años, unos 15 años desde que se estableció el sistema de AFP, y está ahora a niveles parecidos a la de los países desarrolla­dos. Pero, con una edad de jubilación de 65 años para hombres y 60 años para mujeres, el capital acumulado por el trabajador promedio tendrá que financiar pensiones por entre 15 a 20 años de jubilación, muchos más que cuando se creó el sistema. Por último, las remuneraci­ones de los chilenos son aún muy bajas y no es razonable esperar jubilacion­es que sean mejores que las remuneraci­ones. Una tasa de reemplazo (la razón entre la pensión y la última remuneraci­ón) de 70% es más que razonable y es superior a aquellas que se observan en los países desarrolla­dos.

Las alternativ­as a las AFP serían peores. Con el envejecimi­ento progresivo de la población, un sistema puramente de reparto rápidament­e se quedaría sin financiami­ento, por más que se lo dote de un fondo inicial. Eventualme­nte, las tasas de cotización tendrán que aumentar a niveles muy superiores a los actuales. Es importante mejorar la regulación de las AFP, pero desmantela­rlas o dejarlas solo a cargo del ahorro voluntario sería una muy mala solución.

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