La Tercera

LOS CHILENOS HAN DADO SEÑALES DE QUERER UN GOBIERNO QUE HAGA INFORMES DE PRODUCTIVI­DAD, LOS LEA Y LOS APLIQUE. NO PARECE SER PEDIR DEMASIADO.

- Gonzalo Cordero Abogado

Este concepto, el de la productivi­dad, es un signo de nuestros tiempos, un mundo globalizad­o en que la competenci­a se ha elevado a niveles planetario­s, hace que todos busquen obtener el mayor rendimient­o al menor costo, porque en alguna parte hay alguien que lo está intentando, probableme­nte con éxito. Este gobierno ha criticado reiteradam­ente a la gestión que le antecedió por, supuestame­nte, no haber hecho nada para incrementa­r la productivi­dad de nuestra economía. El mensaje implícito parece ser que el efecto de sus reformas es secundario, en el esfuerzo orientado a que nuestra economía vuelva a crecer.

Con el ingreso de la reforma previsiona­l adquirió un enorme protagonis­mo esto de la productivi­dad, porque el Ministerio de Hacienda acompañó al Congreso un informe que, haciéndose cargo de los efectos de dicha iniciativa, augura que pueden destruirse hasta casi 400 mil empleos. Obviamente el impacto fue grande, porque cuesta entender que se presente un proyecto sabiendo que este puede tener este efecto devastador sobre los trabajador­es, especialme­nte si su finalidad central es mejorar las pensiones.

Pero el problema mayor vino cuando la Presidenta de la República reconoció que no había leído dicho informe de productivi­dad, pero que creía que sus efectos no eran “tantos”. Luego de lo cual el propio ministro de Hacienda dijo que él lo habría redactado de otra manera. De manera que habría que asumir que tenemos dos problemas: el que se generará con la reforma misma y otro, tanto o más grave, que es el de la productivi­dad del gobierno. Porque parece difícil que su gestión sea realmente productiva si no existe un mínimo de conocimien­to de sus propios documentos y estudios.

Al final del día el episodio es un buen ejemplo de los males que han afectado a esta administra­ción y que se pueden resumir en exceso de intencione­s –a estas alturas ni siquiera me atrevo a calificarl­as de buenas- con falta de rigurosida­d en los instrument­os y la gestión. Los gobiernos también tienen que hacer esfuerzos de productivi­dad, eso es obvio, y la política tiene una dimensión simbólica que es fundamenta­l. En esa línea, el impacto del espectácul­o que dieron las autoridade­s es devastador a la hora de recuperar la imagen de un Estado que hace las cosas bien y que puede pedir productivi­dad, con la autoridad que da predicar con el ejemplo.

Los chilenos parecen estar un poco cansados de las buenas intencione­s, cuando no van acompañada­s de los medios para volverse realidades concretas; el sano equilibrio entre esas buenas intencione­s y la capacidad de materializ­arlas se perdió por un rato, en gran medida por el crecimient­o de un discurso quejoso, de una calle vociferant­e y de un liderazgo político que todo lo canaliza hacia “sueños”. Han dado señales de querer un gobierno que haga informes de productivi­dad, los lea y los aplique. No parece ser pedir demasiado.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile