“En la naturaleza no hay algo como la belleza o la fealdad, las cosas sólo son”
Premiado en PhotoEspaña y en el Festival de Arles, el fotógrafo dicta hoy una conferencia en el marco de su primera exposición en Chile, en Matucana 100. También lanzará un libro sobre su obra.
Mostrar lo que no se quiere ver: desde gemelos deformes y babeantes a un cachorro en medio de unos pies contrahechos; desde vagabundos sudafricanos blancos (muchos de los cuales son discapacitados o mentalmente inestables) que atrapan ratas o gatos o viven con cientos de pájaros, hasta las fantasmagóricas “naturalezas muertas” en escenarios crecientemente elaborados en casas abandonadas. La obra de Roger Ballen (Nueva York, 1950) es como una corte de los milagros, pero sin fingimientos ni recuperaciones.
Expuesto desde niño a los atractivos de la fotografía (su madre fue editora en la agencia Magnum), Ballen estudió sicología y luego minería y geología, lo que lo llevó a Sudáfrica, donde vive desde 1982. Sus incursiones fotográficas fueron desde retratar personas y escenarios hasta la experimentación más teatral y expresiva, desarrollando un estilo que él describe como “ficción documental”.
Sus objetivos y obsesiones lo han colocado en una senda más bien contracultural (a veces su labor lleva a pensar en fotógrafos como Diane Arbus o Joel Peter Witkin, cuyo trabajo conoce pero que dice no han sido influencias en el propio), pero eso no ha impedido su entrada en ámbitos masivos, especialmente cuando en 2012 el grupo sudafricano de música “raprave” Die Antwoord, lo persuadió de dirigir un video musical.
Cuando quedan pocos días para que se acabe su primera exposición en Chile, The Place of the Ballenesque, en el centro cultural Matucana 100, Ballen está de paso en Santiago para sostener una conversación abierta sobre su obra, que será hoy, a las 20 horas, previa inscripción. En la actividad se lanzará su libro Alter ego y otras razones, editado por LOM, y que no es un catálogo de la exposición, sino una muestra de parte de su obra. Para Ballen, después de todo, los libros han sido muy importantes en la configuración de su obra: Dorps (1986), Platteland (1994), Outland (2001), Shadow Chamber (2005) y Asylum of the Birds (2014). A comienzos de septiembre, la editorial Thames and Hudson lanzará una retrospectiva sobre su vida en la fotografía: Ballenesque.
Su obra fue conocida en un primer momento por sus retratos de gente blanca marginal en Sudáfrica. ¿Era esto en principio documental?
Aunque mi trabajo inicial pudo haber sido visto como documental, había un aspecto en las fotografías que capturaban una dimensión esencial y crucial de la condición humana. De manera más importante, incluso en la década de los 80, se podía encontrar elementos de transformación que formaban parte del estilo “ballenesco” que mi trabajo posterior revela claramente. Por lo tanto, lo que se retrata es un tema transformado por la mente de Roger Ballen.
¿Cuál es la principal diferencia entre la fotografía como forma de arte y la fotografía documental?
Esta no es una pregunta fácil de responder ya que el asunto del arte y lo documental no siempre es una cuestión de objetividad. Fundamentalmente, la fotografía de arte intenta definir y revelar lo que se extiende más allá del presente. En otras palabras, es probable que se centre en cuestiones que se extienden en lo universal y pueden ser pertinentes para varias culturas. El propósito de la fotografía documental es definir y describir un momento o situación particular en una metodología realista o definir “lo que es”. La fotografía documental puede extenderse al arte y no toda la fotografía artística tiene un valor duradero.
“Perturbador” e “inquietante” son palabras a menudo usadas para describir su obra. ¿Qué opina?
No encuentro mi trabajo como perturbador o inquietante, mis fotografías son una inspiración para mí... ellas revelan partes de mí mismo de las que podría haber estado desprevenido. Si mi obra causa ansiedad entre los espectadores es probable que indique un aspecto de la personalidad de ellos que sigue sin resolverse. Tengo la esperanza que mis fotografías ayuden a los espectadores a liberar su represión y que lleguen a ser seres humanos más “unificados”.
Ciertas cosas y símbolos se repiten: animales, máscaras, muñecas, alambres. ¿Ha pensado por qué?
Mis fotografías tienen significados complejos y múltiples. He declarado con frecuencia que si pudiera definir mis fotografías en palabras es probable que fuera una mala imagen. En última instancia, creo sentidos visuales que tienden a ser indescifrables por el lenguaje común.
¿Cuándo las pinturas y dibujos empiezan a entrar en su obra?
Se pueden encontrar dibujos en mi obra desde comienzos de los años 70. La función de los dibujos cambió dramáticamente alrededor del año 2000 desde ser algo parcialmente documental a ser algo de interacción. En ese momento, me alejé del retrato sustituyéndolo por imágenes que integraban fotografía, pintura, dibujo e instalación. Desde entonces rara vez se puede encontrar una fotografía mía en los últimos 15 años que no contenga un dibujo o una pintura.
Si entonces los rostros comienzan a desaparecer, ¿cree que acabó con el retrato?
Es difícil predecir el futuro, pero mi objetivo siempre ha sido y es probablemente definirme a mí mismo. De manera más específica, todavía hay retratos en mis imágenes, pero no del rostro humano. Muchos animales, dibujos y caras inanimadas.
¿Considera su trabajo político?
Mi obra no es explícitamente política en el sentido tradicional. Sin embargo, mi objetivo es que la obra desafíe el estado de ánimo de los espectadores. Si mi trabajo puede cumplir la meta de crear una situación que permita que una parte de la mente de una persona hable con la otra, he hecho una contribución significativa hacia una mejor situación en este planeta.
¿Qué es bonito y qué es feo? Supongo que su idea de la belleza no es la habitual...
La mayor parte de lo que la gente ve como feo o bonito está social y culturalmente definido. En la naturaleza no hay algo como la belleza o la fealdad. Las cosas sólo son. ●