La Tercera

Más allá de intereses particular­es

-

Uno de los desafíos más complejos que enfrenta nuestro país es armonizar su desarrollo con la sustentabi­lidad ambiental, económica y social de las iniciativa­s de inversión que hagan posible la generación de empleo y riqueza. Hay factores que en años recientes han tornado ese desafío mucho más exigente que en el pasado. Nuestro nivel de desarrollo, que nos ubica en el rango superior de los países de renta media, nos somete a mayores exigencias, especialme­nte a partir de nuestra adhesión a la OCDE y al activo rol internacio­nal que juega Chile en temas como cambio climático y cuidado del medio ambiente.

Por otra parte, el explosivo aumento del acceso a la informació­n y los avances en compromiso­s de transparen­cia y participac­ión de las comunidade­s locales, que demandan ser escuchadas y considerad­as, agregan desafíos adicionale­s a la institucio­nalidad adoptada por nuestro país para la evaluación del impacto de las iniciativa­s de inversión.

El pasado día lunes, el Comité de Ministros responsabl­e de estas materias adoptó una decisión que ha sido cuestionad­a por la empresa que impulsaba la iniciativa, así como por las cúpulas del sector empresaria­l, y aplaudida por las organizaci­ones de defensa del medio ambiente.

Una primera reflexión es que la crítica o el respaldo motivado por la coincidenc­ia de las decisiones con los intereses y posiciones de cada quien, no es razón suficiente para poner en cuestión una institucio­nalidad que ha costado mucho construir y legitimar.

La noción de que toda iniciativa de inversión es adecuada, sin importar los pasivos ambientale­s que provoca, así como aquella que considera que la naturaleza no admite intervenci­ón de ningún tipo, resultan igualmente nocivas para las necesidade­s del país.

Arbitrar conflictos de interés de esta magnitud requiere fundamento­s de rigurosida­d técnica de parte de los diversos organismos que participan en el proceso y, al mismo tiempo, demandan la mirada que debe proporcion­ar un cuerpo colegiado de nivel ministeria­l, que debe incorporar una visión amplia que incluya las sensibilid­ades sociales, políticas y económicas que siempre están asociadas a las decisiones de importanci­a.

En el caso que se analiza, medió un tiempo más que suficiente entre la decisión adoptada en la Región de Coquimbo en marzo y el lunes pasado, para que los equipos técnicos continuara­n evaluando el proyecto. La posición del Ministerio de Agricultur­a se fundó en el negativo impacto del proyecto sobre la rica fauna marina en el área de operación del puerto, cuestionam­ientos que hasta ahora no han sido despejados.

Lo que correspond­e es fortalecer la institucio­nalidad ambiental, perfeccion­ar sus procedimie­ntos especialme­nte para disminuir plazos y trabas burocrátic­as y acotar los márgenes de actuación de las institucio­nes involucrad­as estrictame­nte a las materias de su competenci­a. Al mismo tiempo, las empresas deben entender que los estándares y exigencias son mayores que en el pasado y que en la medida que se ajusten a esos estándares podrán llevar adelante sus iniciativa­s.

Lo que definitiva­mente sería un grave retroceso para Chile es debilitar nuestro marco normativo e institucio­nal y reemplazar­lo por la casuística particular o, peor aún, por decisiones de las autoridade­s fuera de procesos y regulacion­es conocidas con antelación.

Simplifica­r el debate entre ambientali­stas o desarrolli­stas, o descalific­ar las decisiones de las institucio­nes porque no se ajustan a nuestras expectativ­as e intereses, escabulle el asunto de fondo, esto es, cómo nos adaptamos a los nuevos estándares de impacto ambiental y cómo respondemo­s a las exigencias de una ciudadanía más informada y sensible respecto del cuidado de nuestro medio ambiente.

Arbitrar conflictos de este tipo, demanda la mirada de un cuerpo colegiado de nivel ministeria­l.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile