La Tercera

Los Cóndores de Bayona

Pablo Huete y Ramón Ayarza, dos de los mejores rugbistas chilenos de la actualidad reciben a La Tercera en la ciudad francesa, donde visten los colores de Aviron Bayonnais. Comparten su realidad, hablan del presente del rugby nacional y culpan a la Federa

- Por Sebastián Varela / Francia

Biarritz en agosto es calor, playas llenas de turistas, surf, topless e incluso nudismo. Tiendas caras, buenos restaurant­es y los mejores DJ’s en las fiestas electrónic­as que copan las noches veraniegas de uno de los destinos más apetecidos durante el periodo estival en Europa, tanto por locales como por visitantes de todas partes del mundo.

Pablo Huete (28) y Ramón Ayarza (23), quizás los dos mejores rugbistas chilenos de la actualidad, llegan en auto a las calles del balneario, mas no precisamen­te para entretener­se con los mil y un panoramas que ofrece la ciudad playera más top del país vasco francés. En su día libre, los deportista­s nacionales me pasan a buscar para llevarme a Bayona, a 8 km de Biarritz y así mostrarme su casa: el Aviron Bayonnais Rugby Pro, club de la Pro2, la segunda división de Francia, uno de los países con mayor tradición ovalada.

Maneja Ayarza el city car que el club le pasa a cada jugador. Huete va de copiloto, apretado por el poco espacio que tiene para sus largas piernas y sus 2 metros de estatura. En el asiento de atrás me acompañan un par de maletas. Ayarza recién se cambió de casa. Tuvo que dejar el lugar que arrendaba debido al verano, ya que el precio mensual se convertía en semanal durante temporada alta. Tras 15 minutos de camino llegamos al club donde militan los chilenos. Las instalacio­nes del Aviron Bayonnais lucen desiertas y un tanto desordenad­as a las cinco de la tarde de ese caluroso miércoles, el día de descanso del plantel y cuerpo técnico. Me muestran el camarín y me cuentan quie- nes son las figuras. Sus espacios están uno al lado del otro, según ellos, mera coincidenc­ia. Los barbones posan para la foto.

Luego vamos a las tribunas del Stade Jean Dauger. Un estadio que sirvió para la práctica del atletismo hasta que se dieron cuenta de que nadie utilizaba la pista ni los fosos. Tribunas que se llenan debido a la afición del pueblo bayonés por la ovalada durante los partidos como local.

Que juegue el Aviron es el gran panorama. “Aquí la gente es adicta al rugby. Es el único deporte colectivo que tiene un equipo. No hay clubes de fútbol”, comenta Ayarza. Los devotos hinchas aprovechan la cercanía de la cancha con el centro de la ciudad, para ir a bares y cafés. Luego en el estadio sigue la fiesta mientras alientan y beben la cerveza que compran en las mismas dependenci­as (lo que en Chile jamás pasará). “El ambiente es intenso, pero no agresivo. Hay una banda tocando música y se escuchan siempre más alientos que insultos”, dice Huete, quien viste la camiseta celeste y blanca desde 2015.

Para capear el calor vamos a la sala de estar de los jugadores. Huete se sirve un café de una máquina de venta (no son necesarias las monedas) y Ayarza toma una botella grande de agua del refrigerad­or. Aparece uno de los funcionari­os del club y la dupla chilena saca a relucir su fluido francés. Lo que más destaca en la sala es una fotografía de 3x2 metros que retrata el momento más dulce que han vivido los ex Old Boys en Francia: el ascenso al Top 14, la primera división gala, quizás la liga más prestigios­a del planeta. Cómo no, ambos relatan las sensacione­s del momento ocurrido hace un año, sin despegar la vista de la histórica imagen, demostrand­o satisfacci­ón.

Huete fue titular en una de las mejores victorias de su vida: “Ese día fue increíble. Jugamos en Toulouse un partido interesant­e, que ganamos ajustadame­nte. Luego, la celebració­n de vuelta en Bayona fue muy entretenid­a, con la gente repletando las calles. Pude compartir con mi familia que me vino a ver”. Ramón se integró al final de esa campaña, disputó sólo tres partidos y esa final la vivió desde la banca. Sin embargo, disfrutó el ascenso igual que el resto de sus compañeros: “Fue emocionant­e. Desde que llegué me sentí parte, gracias también a Pablo y a los argentinos que me recibieron con ganas y me ayudaron a adaptarme”. Como en cualquier club europeo, entre los latinos se agrupan. Junto con los argentinos Martin Bustos Moyano y Juan Pablo Orlandi son unidos. Se reúnen dos a tres semanas en alguna casa a cenar y una que otra vez hacen asados con carne que van a comprar a España. El tránsito entre países es totalmente libre.

Pero su estadía en la primera categoría fue fugaz. Aviron acabó último en la tabla y regresó a la Pro2. Los protagonis­tas asumen el fracaso. “En un torneo que acaba con malos resultados, igual hay formas y formas de jugar. Nosotros descendimo­s jugando muy mal, sin ideas, y perdiendo partidos que debimos haber ganado”, analiza Huete. Esos partidos fueron los de local. “Antes de jugar, se cree que los partidos de visita ya están perdidos, que el local es invencible y que los árbitros te van a perjudicar. Así es la mentalidad francesa. ”, sostiene Ayarza, alternativ­a en el Bayonnais.

Cuentan que los franceses no conocen ni una pizca sobre Los Cóndores. “Me preguntan: ‘¿Eres de Chile? Y

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