Matt Dillon: “Nunca me interesó ser una estrella de cine”
El actor de La ley de la calle y Loco por Mary llegó ayer a Chile para estar en el 13 Festival Sanfic. Relajado y afable, Dillon contó que acaba de hacer el “peor” villano de su vida en un filme de Lars von Trier y que nunca se ha sentido cómodo con el “c
La escena es infalible. El investigador Lee Healy, un detective de cuarta categoría contratado especialmente por el personaje de Ben Stiller en Loco por Mary, se hace pasar por arquitecto frente a Cameron Díaz y su amigo. Fanfarronea con que sus proyectos son de alta demanda planetaria. El último, dice, lo hizo en Santiago de Chile: son las Torres Celinto Catayente, en la misma calle del Estadio Olímpico. Es, por supuesto, una gran mentira. Como todo lo que dice el sabueso de guayabera floreada que hace 19 años interpretó Matt Dillon (1964).
Ayer, mientras el actor conversaba con la prensa en el Hotel Santiago (Ex Hyatt), recordaba aquellas líneas escritas por los hermanos Bobby y Peter Farrelly, directores de la popular comedia. “Vi la palabra Santiago en el aeropuerto y lo primero que se me vino a la cabeza fue el diálogo del Estadio Olímpico”, comentaba Matt Dillon, quien con esta cinta le agregó una creativa dimensión cómica a sus personajes, generalmente ubicados en el sendero de los caracteres inconformistas o derechamente en el mundo de los villanos. El actor está invitado a los últimos dos días del 13 Festival Sanfic (que concluye mañana) y hoy, además, dará una charla a las 11.30 horas en la Fundación CorpArtes.
Nacido en una familia de clase media del estado de Nueva York, Matt Dillon comenzó a llamar la atención a fines de los años 70 por su estilo de actuación naturalista y un evidente parentesco emocional con los personajes juveniles interpretados por James Dean y Marlon Brando en los 50. En el año 1983 Francis Ford Coppola le dio dos roles fundamentales: fue Dallas Winston en The outsiders, pero sobre todo fue Rusty James en La ley de la calle. En ambas interpretaba a líderes pandilleros barriales, pero mientras en la primera todo estaba filtrado por los coloridos años 50, en la última la estética era contemporánea y hasta atemporal.
“En esa época además estuve en Tex, una película de 1982 que tal como The outsiders y La ley de la calle se basaba en una novela de Susan Hinton”, agrega Dillon en la conferencia del Salón Loa del hotel. “El libro capta muy bien todo aquel espíritu adolescente y cada vez que vuelvo al colegio donde estudié, me topo con muchachos que todavía lo leen en clases, tal como me lo hacían leer a mi época de estudiante de secundaria”, dice.
A partir de ahí el actor se extendió sobre sus influencias: “Hay una rara autenticidad en esas novelas de Susan Hinton. A mí, al menos, eso me provocaron cuando las leí en el colegio. Es muy parecido a lo que me sucedió viendo Rebelde sin causa, con James Dean, cuando tenía 17 años. Hay cuestiones muy clichés en la película, quizás pasadas de moda, pero por otro lado hay una honestidad en la actuación de la que aprendí mucho cuando recién empecé”, afirma.
Con una carrera que lo ha llevado a actuar bajo las órdenes de realizadores independientes como Gus Van Sant (Drugtsore Cowboy), Cameron Crowe (Singles) y John