Las imágenes truculentas
Truculencia es sinónimo de atrocidad, brutalidad, espanto y horror. Una imagen truculenta sobrecoge por su morbosidad, su extremada crueldad o por el dramatismo intenso. A raíz del atentado ocurrido en el paseo La Rambla, de Barcelona, algunos lectores plantean si es ético publicar fotografías de un ataque terrorista con la exposición de los cuerpos de las víctimas y el dolor de las familias. Carlos Avendaño S., de Copiapó, señala que “los medios han actuado diferente tras la destrucción de las ‘Torres Gemelas’, en 2001; el ataque con bombas en la estación Atocha, en Madrid; las muertes de Osama Bin Laden y Sadam Hussein; el atentado en París, en 2015; los ataques terroristas en el ‘Manchester Arena’ y en el mercado de Navidad en Berlín; y los recientes atropellos masivos en Niza y Barcelona”; y pregunta “¿hay una norma internacional para tratar estos contenidos en la prensa?”. A las lectoras Cecilia M. Gálvez E. y Adriana Lavín P. también les preocupa este tema.
El registro de eventos e imágenes truculentas en los medios es bastante más extenso.
No existen normas terminantes que fijen qué fotografías se pueden publicar y cuáles deben descartarse o archivarse. Se trata de decisiones periodísticas internas sobre la publicación de imágenes que buscan satisfacer el legítimo interés de sus lectores por saber qué ocurre. La decisión, desde luego, no es sencilla. Como no existe una regla que comprometa a todos los medios, la reacción de éstos es distinta, como apunta el lector Avendaño. En algunos atentados terroristas, como el de Niza, las propias autoridades locales hicieron un llamado para no difundir