El derrumbe del otro modelo
“Las ideas de los economistas y los filósofos políticos, sean correctas o equivocadas, son más poderosas de lo que se piensa. De hecho, el mundo es gobernado principalmente por ellas”. Esta frase de Keynes es tan famosa, que, a pesar de repetirla, rara vez le tomamos el peso. Lo que implica es radical: nuestra comprensión de la realidad siempre está mediada por construcciones intelectuales que pueden corresponder mejor o peor a los hechos. Y ya que no hay ningún acceso directo a esos hechos, despreciar la fuerza de las ideas en nombre del “practicismo” es simplemente entregarse irreflexivamente a los propios sesgos: nada menos práctico.
Pero no solo los “hombres prácticos” criticados por Keynes se equivocan. También lo hacen las personas que se niegan a evaluar la forma en que sus ideas interactúan con la realidad, y que siempre terminan cargándole toda la responsabilidad a ella cuando se ven frustrados.
Tal es el caso de los fanáticos de todas las tendencias que, frente a las consecuencias prácticas negativas de sus doctrinas nos dicen “no te equivoques, eso malo que ves no es el VERDADERO socialismo, capitalismo o lo que sea”. ¿Y qué es el verdadero socialismo, capitalismo o lo que sea sino la interacción de esas doctrinas con la realidad concreta en que son aplicadas?
En el caso de Chile, las ideas que predominaron durante los últimos 30 años han comenzado a ser cuestionadas, en la medida en que las preocupaciones y prioridades de la sociedad se han ido transformando junto con el desarrollo experimentado. Hay nuevas preguntas para las que no hay respuestas claras. Y la tentación de rechazar en fardo la experiencia de estos últimos años y entregarnos a delirios refundacionales está a la orden del día. El primer experimento en este sentido ha sido el de la Nueva Mayoría, que se inspiró en las propuestas que un grupo de intelectuales de izquierda
En noviembre deberemos decidir si queremos seguir profundizando
“el otro modelo”.