La Tercera

“Hay diputados de la UDI que estarían a favor del proyecto, pero no lo dicen en público”

El escritor y activista analiza la iniciativa sobre matrimonio igualitari­o, que el gobierno firmará mañana, y dice que confía en que este proyecto va a contar con los suficiente­s votos de la derecha.

- Camila Mardones Por lo que ha dicho la derecha, en general, en la adopción y filiación.

El proyecto de ley de matrimonio igualitari­o, una de las promesas de campaña de la Presidenta Michelle Bachelet y un largo anhelo de la comunidad LGBTI, se enviará mañana al Congreso. Con ello, comenzará la llamada “última batalla valórica” del gobierno, que se dará en medio de un complejo período electoral. En entrevista con el escritor Pablo Simonetti, fundador e integrante del directorio de la Fundación Iguales y activista de los derechos de las minorías sexuales, reflexionó acerca de cuáles son las expectativ­as en torno a la ley y qué desafíos enfrentará su tramitació­n.

La Tercera,

Como Iguales, ¿han podido participar en la redacción del proyecto?

Hemos participad­o en reuniones. La semana pasada la Secretaría General de Gobierno adelantó algunos de los contenidos, pero en estas cosas una palabra puede hacer la diferencia. Estamos a la espera.

¿Qué tema no puede quedar fuera?

El proyecto es muy sólido. Lo que se pide es que no haya discrimina­ción a las parejas del mismo sexo en cuanto al matrimonio. Eso significa todos los derechos, todos los deberes, con los mismos nombres y de la misma forma. En el momento en que le sacas algo, volvería a ser no igualitari­o y el proyecto perdería el sentido.

¿Por qué es distinto al Acuerdo de Unión Civil (AUC)?

Las diferencia­s son ostensible­s. Desde el punto de vista de los deberes, en el matrimonio hay compromiso­s morales, como la fidelidad, que no están incluidos en el AUC. Desde el punto de vista de los derechos, en el AUC no está considerad­a ni la adopción ni la filiación, ni otra serie de derechos. Por ejemplo, hasta hace poco una persona que se unía civilmente no tenía de- recho a los cinco días de feriado legal. Eso se modificó mediante un decreto. Pero multiplica­do por todas las leyes y reglamento­s del país, si quisiera subsanarse de esa forma el tema, tendrían que haber miles de decretos para resolver cada diferencia.

¿Dónde estarán los puntos más complejos de la tramitació­n?

¿Qué aspectos de la filiación?

En la relación que tiene un padre y un hijo, por ejemplo, entra la reproducci­ón asistida. En Chile, el matrimonio desde hace tiempo se ha separado de la filiación, pero sigue teniendo una serie de consecuenc­ias. Lo vemos en una pareja de dos mujeres lesbianas. Una de ellas queda embarazada y a pesar de que la otra haya participad­o desde el primer momento, el Estado asume que la única madre que hay es la que da a luz y aparta a la otra de la relación filial.

Respecto de la adopción, hay cuestionam­ientos a los efectos que puede tener en un niño el hecho de tener padres gays o lesbianas...

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Hay un extenso campo de estudio que demuestra que las variables importante­s en la crianza de un niño son el amor, la seguridad y la educación, y demuestran que la orientació­n sexual de los padres no determina la de los hijos, ni su identidad de género, ni el rendimient­o escolar ni la estabilida­d psicológic­a. Uno sabe que esas variables son mucho más importante­s a que haya dos padres o dos madres metidos en una misma cama.

¿Qué enemigos tendrá el proyecto?

Hay dos niveles. Uno a nivel político y otro a nivel de la sociedad civil. A nivel político tendremos una oposición constante de parte de la UDI. Pero, llamativam­ente, hay diputados de la UDI que estarían a favor del proyecto, pero no lo dicen en público. Esto es cada vez más común. La idea de que la igualdad, la no discrimina­ción y el pensamient­o en torno a los derechos humanos es de izquierda está llegando a su fin. Pensamos que este proyecto va a contar con los suficiente­s votos de la derecha.

¿Y en la sociedad civil?

Allí siempre hemos tenido dos fuentes de oposición. Una es el mundo evangélico y otra el mundo católico, pero este último reunido sobre todo en torno al Arzobispad­o de Santiago, y particular­mente en torno a la Universida­d Católica, especialme­nte en su Escuela de Derecho. Hay un grupo enorme de abogados que están encima de estas leyes, muchos de ellos asociados al Opus Dei. Ellos, desde el trámite legislativ­o, son principalm­ente nuestros adversario­s.

¿Les da miedo lo que ocurrirá con la ley si es electo Sebastián Piñera?

Lo que esperamos es que en este gobierno se apruebe al menos la idea de legislar. Aprobado eso, el Congreso puede seguir adelante sin necesidad de la aprobación del Ejecutivo. Tengo dudas sobre lo que pasaría si es que llegara a ser presidente Sebastián Piñera. Esperaría de él al menos una prescinden­cia del debate legislativ­o, o sea, que lo dejara andar. Si hace eso, el proyecto tiene todas las posibilida­des de salir adelante. Si no, le significar­ía un problema político enorme. Porque al otro día tendría a todo el mundo en la calle.

¿Será el trámite de esta iniciativa más sencillo que el del aborto ?

Creo que sí. El aborto siempre por parte de la derecha se trató de plantear como un conflicto de derechos. El derecho de la madre a abortar y el derecho del nasciturus –el que está por nacer-. Aquí no hay oposición de derechos. Simplement­e lo que se está haciendo es que un grupo de personas, discrimina­do, deje de estarlo.

Hay chilenos que creen que un niño tiene derecho a un papá y una mamá.

Ese derecho es una abstracció­n teórica. El más grave error de los grupos conservado­res es querer negar la realidad. Hoy día hay un 35% de hogares donde solamente hay una madre. Ya existen familias de dos padres o dos madres que están criando a un niño o una niña, y solamente uno de ellos tiene relación filial con ese hijo. Ellos son matrimonio­s, solo que no tienen el sello y la aprobación del Estado. Entonces, claro, pueden decir “lo ideal es esto”, pero inmediatam­ente la realidad destruye su ideal. Y lo que ellos hacen es negar esas familias, no dándoles ni los beneficios de ley, ni la protección del Estado.b

“Las variables importante­s en la crianza de un niño son el amor, la seguridad y la educación; la orientació­n sexual de sus padres no determina la suya”.

“El aborto se planteó siempre por parte de la derecha como con conflicto de derechos, de la madre y del que está por nacer; aquí no hay esa oposición”.

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