Productor histórico de Juan Gabriel revela cómo fueron sus últimas horas
Gustavo Farías detalla las conversaciones que tuvo con el artista minutos antes de morir, hace un año. Además, Mon Laferte participará de su álbum póstumo.
Diez de la mañana del domingo 28 de agosto del año pasado. Faltaba sólo una hora y 43 minutos para el final. En ese instante, el productor Gustavo Farías conversa por última vez con Juan Gabriel vía correo electrónico y recibe un mail con promesa de futuro: “Nos vemos el jueves en Nueva York”, es la frase con la que el artista se despide de su socio personal y laboral, instalado en la residencia de tres pisos que poseía en Los Angeles. Ese nuevo cara a cara, está claro, nunca llegó.
Una hora y 43 minutos después, el cantante falleció de un infarto fulminante, como consecuencia de una serie de problemas derivados de la diabetes y de la alta presión arterial, detonando quizás la noticia más conmovedora del espectáculo latino durante la última temporada.
Y también la más inesperada. Porque Farías, una de las últimas personas que se comunicó con el intérprete, subraya que nadie de su círculo más privado sospechaba de alguna complicación que pudiera precipitar tal desenlace. Incluso, había estado en la primera fila del show que Juan Gabriel dio casi 48 horas antes, el viernes 26, en The Forum, de Los Angeles, e intercambiaron mensajes durante todo ese fin de semana.
“Me impresionó, porque había estado muy ‘padre’ el concierto. De lo mejor que yo le había oído: la banda, las canciones, su voz, la vibra. Realmente me impactó. Y no es algo que yo haya pensado después, sino que lo hice en el momento y se lo hice saber: le escribí un correo esa misma noche, apenas llegué a casa. Habíamos quedado de vernos después del show en su camarín, pero prefirió irse temprano”, cuenta el productor.
Según medios mexicanos, la veloz partida del cantante del recinto, sin materializar los encuentros agendados, fue a la luz de los hechos la gran señal que demostró que no atravesaba por un buen momento, lo que ha sido desmentido por sus representantes, aclarando que sólo deseaba descansar.
En el mail de vuelta enviado a su amigo, para agradecerle las felicitaciones tras el espectáculo, la voz de Que- rida fue bastante menos protocolar: “Ya, ya, pero ¿qué tal los pechos de la muchacha? ¿La viste?”.
“Juanga” se refería a una joven de primeras filas, en evidente torbellino etílico, que se había sacado la polera en pleno espectáculo para saludar a su ídolo. “Yo no la vi, pero mis amigos sí. Quizás justo di vuelta la cara, pero me la perdí”, se resigna hoy Farías.
Más allá de la anécdota, el profesional cree que el buen humor de su dirigido arroja otra huella de su estado durante esas horas, sin mayores sobresaltos, sin alertas de una desgracia inminente. Por lo demás, durante el sábado 27, coordinaron todos los planes inmediatos: Farías le envío un MP3 con unas bases que había grabado para el disco que trabajaban en conjunto, Los dúo III, el que lo volvería
MON LAFERTE CANTANTE CHILENA