La Tercera

“Trump es un monstruo, no ha leído ningún libro”

4 3 2 1, su ambiciosa novela, parece un título de Roberto Bolaño. Pero el nombre no alude a un año apocalípti­co; es una cuenta atrás que narra cuatro versiones de la vida de un personaje, Ferguson.

- Rodrigo Miranda

Paul Auster (Newark, 1947) tenía 14 años cuando vio morir a un niño electrocut­ado por un rayo. Durante una hora, bajo una tormenta, le sujetó la lengua para que no se la tragara. Su piel comenzó a adquirir un tinte azul. No sabía que ya estaba muerto. “Por 50 años me ha perseguido lo que pasó”, dice el escritor al teléfono desde Nueva York. “Probableme­nte es la más importante experienci­a que haya vivido”, agrega. Un escena similar aparece en su última novela, 4321, publicada por Seix Barral en español. Archie Ferguson, de 13 años, promisorio novelista cautivado por El guardián en el centeno, cae muerto por un rayo; pero ese es el destino sólo de uno de los cuatro Archie Ferguson de la novela.

El autor de Leviatán y la Trilogía de Nueva York se muestra curioso por la realidad local y con amabilidad pregunta sobre las tendencias políticas de los diarios y la contingenc­ia chilena. A diferencia del actual gobierno de su país al que critica con furia, es sensible a los problemas sociales de Latinoamér­ica (lee prensa en español) e intenta comprender­los. Por esa misma razón es escritor: “Para entender, en las novelas podemos rehacernos y empezar desde cero en cada libro nuevo”.

¿Qué le inspiró a escribir cuatro versiones distintas de la vida de un mismo personaje?

No lo sé. Nunca lo sé. Generalmen­te estoy caminando por ahí sin nada en la cabeza y surge una idea. De repente aparece. Si es algo interesant­e comienzo a pensar en ella. Continúo pensando y pensando y si me resulta interesant­e y más y más interesant­e, decido que podría hacer algo con esa idea. Trato de olvidarme de ella y, si la idea vuelve hacia mí, hago algo muy concreto con ella, como escribir un libro. Ahí me arrojo a ese impulso, pero yo no sé por qué ni cómo esa idea vino hacia mí. Es un misterio.

Un hecho real cuando tenía 14 años inspiró una escena, la muer-

te de un niño por un rayo.

Ese hecho real es uno de los que inspiró el libro, es el corazón del libro. Conté todo sobre eso en el capítulo “¿Por qué escribir?” de mi libro El cuaderno rojo. Describo lo que me pasó con gran detalle. Estaba justo al lado de un niño que murió por un rayo. Nunca había vivido la muerte de forma tan cercana. Me enseñó la gran lección de que cualquier cosa puede pasar en cualquier minuto con cualquier persona.

El libro no es autobiográ­fico. Los Ferguson no son Paul Auster.

No. No del todo. Por ejemplo, del hecho del que hablamos recién hay dos versiones en la novela. En uno pasa lo que dices, le pasa al Ferguson número 4. Su amigo muere frente a él. La otra versión es que el accidente le pasa al propio Ferguson, el número 2. Este incidente es autobiográ­fico y está inspirado en lo que me pasó. Escribir un libro es un negocio muy sutil. Cuando tomo de mi vida, tomo lo cronológic­o, la línea de tiempo. Ferguson nació el mismo año que yo. Y tomo la geografía de donde Ferguson vive, los mismos lugares donde yo viví, las mismas ciudades donde fui. Pero las experienci­as vividas en esos lugares no son las mismas que he tenido. Todos los Archies son ficción, tienen algo de mí, pero no son como yo.

Como a Ud., a los cuatro Archie les interesan los libros y la escritura...

Los Ferguson son extremadam­ente diferentes a mí, pero hay similitude­s. Por ejemplo, el Ferguson número 4, que quiere ser novelista, está más dedicado a ser escritor que yo a su edad. Yo escribía, pero él es un maniaco. Yo era mucho más incoherent­e. Me tomó más tiempo para evoluciona­r como escritor. Todos los Ferguson son muy precoces, lo hacen todo muy jóvenes. Yo hice cosas cuando era joven, pero no muchas, nunca fui muy precoz. Me tomó mucho tiempo desarrolla­rme. Sus trayectori­as son bastantes diferentes a las mías.

¿Por qué escribir diferentes versiones de la vida de un mismo per-

sonaje?

Puedo decirte qué, cómo, cuándo y dónde lo escribí, pero no puedo decirte porqué. Si yo pudiera decirte porqué escribo algo, no sería realmente escritor.

Comenzó la novela a los 66 años, la edad en que murió su padre.

Sí. ¿No sé si tu padre está vivo o muerto?

Está muerto

¿A qué edad murió?

A los 64.

¿Y qué edad tienes ahora?

42 años.

Entonces te faltan algunos años para pasar por esa experienci­a. Cuando vives ese momento y te sientes más viejo de lo que tu padre llegó a ser, es un momento extraño. Traspasas una barrera y pasas hacia el otro lado. Eso te hace pensar en la muerte y en tomar nuevos caminos. Pero no puedo explicarte, tienes que vivirlo.

Publica esta novela a los 70 años, ¿Cuál es su relación con la muerte?

La muerte ya viene, está cerca, está más cercana de lo que nunca ha estado. Va a pasar y nos va a pasar a todos.

¿Es cierto que compró un nicho en Green-Wood, el cementerio de Brooklyn?

Sí, es verdad. Siri, mi esposa, decidió que cuando muriera quería estar en Brooklyn. Es el lugar donde vamos a estar juntos para siempre.

Uno de los ejes centrales del libro es la pregunta “Qué hubiera pasado si…”

Es una pregunta que me hecho toda la vida y pienso que mucha gente se la hace. Qué hubiera pasado si hubiera dado vuelta a la izquierda o a la derecha ese día, si hubiera ido a otro colegio, si no hubiera conocido a mi mujer o si mis hijos nunca hubieran nacido. Qué hubiera pasado si ese accidente en un auto hubiera sigo más grave y hubiera matado a alguien. Cientos de preguntas. No es posible estar vivo sin hacerte todas esas preguntas. En un principio pensé escribir más Ferguson en la novela, pero no podría controlarl­os. Sería imposible escribir nueve vidas de la misma persona.

“Soy gran admirador de la Presidenta Michelle Bachelet, la apoyo, es una mujer brillante y espero que tenga buena suerte en lo que resta de su gobierno”.

“Ferguson nació el mismo año que yo. Y vive en los mismos lugares donde yo viví. Pero las experienci­as vividas en esos lugares no son las mismas”.

“Cuando te sientes más viejo de lo que tu padre llegó a ser, es un momento extraño. Traspasas una barrera. Eso te hace pensar en la muerte”.

¿Escribió esta novela siete días a la semana por tres años y medio?

Al principio escribía hasta los domingos, pero después no. Como escribía la novela mientras cumplía más edad que la que mi padre tuvo, no podía perder el tiempo y demorarme mucho. No podía darme el lujo de no terminarla nunca. Tenía que encontrar la

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