La Tercera

Los archivos de Alberto Cruz: las múltiples maneras de llegar al sol

La muestra con los cuadernos de uno de los fundadores de la Escuela de Valparaíso, el grupo Amereida y la Ciudad Abierta de Ritoque, estará abierta hasta el 12 de noviembre en el Museo de Artes Visuales (MAVI).

- Por Rodrigo Miranda

La curadora María Berríos, a cargo de la exposición de los archivos del arquitecto Alberto Cruz (1917-2013), investigó por un año sus dos mil cuadernos inéditos. En uno de ellos encontró una reflexión sobre la diferencia entre la arquitectu­ra europea y la americana. Ahí Cruz plantea que la particular­idad americana reside en “lo reversible” de nuestras calles sin dirección, en la multiplici­dad de la travesía poética de nuestras ciudades que no empiezan con alguna fecha o acto fundaciona­l ni terminan en ningún punto. Al contrario, la arquitectu­ra europea es “irreversib­le”, unidirecci­onal.

Investigad­ora exhaustiva y apasionada de la obra del arquitecto, Berríos conoce como pocos su archivo y explica que si bien la exposición que organizó, a petición de la Fundación Alberto Cruz, no alcanza a ser “reversible” como le gustaba la arquitectu­ra a Cruz, quizás sí tiene un énfasis en el reverso. En el revés de su obra más conocida, aquella que se alojó en sus bolsillos, en sus cuadernos con dibujos, textos teóricos y pinturas inspiradas en Malevich, Kandinsky, Vivaldi, el cubismo o la Bauhaus, obras en sí que dan cuenta de sus pausas, reposos, reflexione­s y observacio­nes. “La exposición se interesa particular­mente por los “giros” de Alberto Cruz y busca detenerse en aquellas ocasiones en que sus cuadernos dejan ver alguna de sus múltiples maneras de dibujar el sol”, apunta Berríos en su ensayo curatorial.

En la muestra, Berríos revela no solo la obra, sino la personalid­ad del arquitecto. El título que escogió es una cita de Cruz que comprueba su relación poética con lo colectivo y su alta dimensión espiritual: El cuerpo del arquitecto no es el de un solo hombre. Otros ejemplos de su carácter pionero fueron los actos poéticos que creó junto a Godofredo Iommi bautizados phalènes, palabra francesa poco usada que significa mariposa nocturna. “El nombre nace cuando parte del grupo se va a Francia a fines de los años 50 y se refiere a ir hacia la luz y quemarse, desaparece­r, esa atracción por el fuego y lo efímero”, dice Berríos, curadora de la exposición junto a Amalia Cross.

Integran la exhibición fotos y textos de phalènes que demuestran la fascinació­n de Cruz por los trajes, indumentar­ias y vestimenta­s del cuerpo que, a su juicio, eran un modo de habitar diferente y que transforma­ban el espacio. En la exposición también se proyecta un valioso video de un acto poético en la playa de Horcón junto a los pescadores que duró todo un día, con togas romanas tipo minifalda, remolinos, sombreros y botes en el mar.

Después de la Reforma Universita­ria, estas acciones poéticas se integraron a las mallas curricular­es de la Escuela de Valparaíso, junto a intervenci­ones públicas de la ciudad con alumnos y transeúnte­s.

Arquitecto­s errantes

La enseñanza tradiciona­l de la época era incompatib­le con la nueva arquitectu­ra y pedagogía que proponía. Audaz y conceptual­mente riguroso, en sus cuadernos Cruz estudia y proclama la Travesía de Amereida emprendida en 1965 y que luego se integraría a los talleres y cursos de la Escuela de Valparaíso.

“Proponían la invención de América. América con su propio Norte. Querían llegar al centro, a la capital del continente que, según la proyección de la Cruz de Sur sobre el mapa, era Santa Cruz de la Sierra, pero los militares bolivianos no los dejaron pasar porque estaba el Che y la guerrilla. Era un viaje y un poema fundaciona­l, una Eneida para América, visión poética del continente”, cuenta Berríos.

Sólo en un gran espacio abierto este colectivo podía dar rienda suelta a su imaginació­n. Como se aprecia en la exposición, los escritos-dibujos de Cruz están desde 1969 cruzados casi en su totalidad por Ciudad Abierta, 270 hectáreas de dunas y quebradas en Ritoque destinadas a crear una “comunidad solidaria de vida y trabajo fundada en la igualdad intrínseca de la actividad intelectua­l y manual”.

Según registros de prensa encontrado­s en los archivos, uno de los momentos de mayor visibilida­d de la Escuela fue su oposición al proyecto de 1968 de una vía elevada que uniría Valparaíso y Viña del Mar a la que calificaro­n como “urbanicidi­o”. Junto con manifestac­iones de protesta y en defensa de la ciudad, diseñaron un revolucion­ario contraproy­ecto llamado “Avenida del Mar”. Sin duda, Cruz y su agrupación tendrían hoy algo que decir por el nuevo urbanicidi­o que amenaza al puerto: el mall Barón.

Prueba de la conexión de Alberto Cruz con los procesos sociales y políticos de su época, la muestra se cierra con sus afiches de principios de los 70 sobre la nacionaliz­ación de la mina de Chuquicama­ta y una historieta para niños sobre el proceso de nacionaliz­ación y producción del cobre.

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Portadas de algunas de sus singulares libretas.
 ??  ?? Detalle interior de uno de los cuadernos del arquitecto Alberto Cruz.
Detalle interior de uno de los cuadernos del arquitecto Alberto Cruz.

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