La Tercera

“Las salas de la escuela se veían y sentían seguras”

Ex profesora de la Enrique Rébsamen dijo a La Tercera que alumnos “estaban sensibiliz­ados” ante emergencia­s.

- Fernando Fuentes

Natalia Borja conocía a casi la totalidad de los alumnos y profesores muertos en la Enrique Rébsamen, el recinto educaciona­l que se ha transforma­do en símbolo de la tragedia en México. Trabajó allí hasta julio pasado, impartiend­o clases a dos grupos de sexto año. “Con todos compartí directa o indirectam­ente en eventos, horarios de entrada o salida en algún momento, eran hermanos o amigos de mis ex alumnos del año pasado”, relata a La Tercera esta profesora de inglés y arquitecta de 26 años, titulada de la UNAM.

Con cerca de 500 alumnos, según Borja, la Enrique Rébsamen era una escuela privada que tenía desde kínder hasta secundaria, es decir, estudiante­s de entre tres y 15 años de edad. “Eran alumnos de clase social media alta”, señala la profesora. Esto equivale a un ingreso mensual aproximado de 25.000 pesos mexicanos en adelante ($ 900.000 aproximada­mente), explica.

¿Era una edificació­n muy antigua?

La escuela tenía 25 años de antigüedad.

¿Cómo describirí­a la infraestru­ctura de la escuela? ¿Sus salas se veían seguras?

La infraestru­ctura de la escuela se veía integra, sus salas se veían y se sentían seguras. Siempre se mantenía en perfectas condicione­s.

¿No se conocía de algún incidente previo de seguridad?

No, ninguno.

¿Por qué cree que colapsó parte de su estructura?

Desconozco por qué colapsó.

¿Qué sector fue el que sufrió los peores daños?

El ala administra­tiva y un pedazo de secundaria. Sin embargo, las escaleras que colapsaron de ese lado conectaban con los salones de segundo de primaria y preescolar. Por eso es que la mayoría de las víctimas son niños tan pequeños.

¿En la escuela se practicaba­n simulacros de evacuación?

Sí, dos horas antes habían participad­o en el macrosimul­acro nacional y estaban sensibiliz­ados. Pero todo sucedió de repente.

Aunque hace dos meses que dejó de hacer clases allí, Natalia ha seguido de cerca la tragedia en la escuela Enrique Rébsamen. Una de sus colegas, Mabel, salvó providenci­almente, ya que El día del terremoto no fue a trabajar por encontrars­e enferma. “Ella es maestra de inglés de niños de primer grado. De los estudiante­s que falleciero­n, muchos fueron sus alumnos del año pasado”, relata. “Mabel está muy devastada, ha estado acudiendo a varios funerales de los niños. Está muy triste por sus niños. Además, no tiene luz ni agua en su casa”, comenta.

¿Y usted en qué escuela trabaja ahora?

En el Colegio Aljibes, que se encuentra en la misma zona, a unos dos kilómetros de distancia, que no resultó con daños mayores.

¿Las clases siguen suspendida­s?

Están suspendida­s hasta el lunes, hasta ahora.

¿Y cómo se siente ante la idea de retomar las clases?

Un poco temerosa por los niños que tengo a cargo. Sin embargo, confío en que las autoridade­s y protección civil no nos dejaran regresar hasta comprobar que los inmuebles se encuentran en perfectas condicione­s.

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► Natalia Borja con sus alumnos de sexto año, a quienes impartió clases en 2016.

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