La Tercera

Gente de bien

- CONTRIBUYE­NTE

Ha acontecido esta semana, sin mayores contratiem­pos, el 72 período de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas. Convocados bajo el sugerente título de “Centrarse en los Pueblos, luchar por la paz y por una vida digna para todos en un planeta sostenible”, representa­ntes de todo el orbe tuvieron sus 15 minutos de fama para dirigirse al mundo ante una sala semi o completame­nte vacía.

Fue así como en ese espléndido edificio en pleno Manhattan, epicentro mundial de la paz, el respeto de los derechos humanos y la libertad de los pueblos, habló Paul Kagamee, el presidente de Ruanda, acusado por jueces de Francia y España por el genocidio de más de 3 millones de personas. El mandatario se refirió, entre otros asuntos, a la “falta de confianza y rendición de cuentas” que existe en el contexto internacio­nal. Sin comentario­s.

El 21 fue el turno de Robert Mugabe, jefe del gobierno de Zimbabue desde 1987. Países como EE.UU. y Gran Bretaña lo consideran ilegítimo, mientras su pueblo sufre las consecuenc­ias de una economía que ha llegado al 100.000% de inflación y un 94% de desempleo. Obviamente, nos habló sobre la importanci­a de respetar la soberanía y los derechos de cada país para tomar sus decisiones. En la misma línea se manifestó Jacob Zuma, el polígamo presidente de Sudáfrica, acusado de abusos sexuales y corrupción.

El mismo día en que Bachelet presentó ante tan digna asamblea su idea de prohibir las bolsas plásticas en la playa, se dirigió a los presentes (pocos, habría que añadir) el rey Mswati III de Suazilandi­a, un reconocido poco amigo de la democracia y la participac­ión popular. Hace un tiempo hizo noticia por comprar, con recursos públicos, un jet que costó un cuarto del presupuest­o nacional. En esta oportunida­d, su majestad nos recordó la importanci­a de hacer frente a la amenaza nuclear para que así todos gocemos de una vida pacífica y próspera.

El discurso fatalista estuvo a cargo de Cuba, representa­da por su canciller, Bruno Rodríguez Parilla, quien nos advirtió que “los patrones de producción y consumo propios del capitalism­o neoliberal son insostenib­les e irracional­es y conducen, inexorable­mente, al fin de la especie humana”. Por cierto, efectuó una férrea defensa de la democracia y el respeto de los derechos humanos.

Otros partícipes de la asamblea fueron Azali Assoumani, el presidente comoro que llegó la primera vez a dirigir su país tras encabezar un golpe de estado, y Teodoro Obiang Nguema Mbasogo, su par de Guinea Ecuatorial, que ocupó la misma fórmula, pero que ahora regenta de manera legítima porque ganó las últimas elecciones con el 93,7% de los votos (nada mal consideran­do que suma 38 años en el cargo y se reeligió por otros seis). “Queremos un mundo en el que exista un espíritu participat­ivo e igualitari­o”, planteó. A todo esto, Trump utilizó su popular cuenta de Twitter para añadir que la ONU “es solo un club de gente para reunirse, hablar y pasárselo bien”.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile