La Tercera

L’Esquirol, el pueblo modelo catalán resuelto a votar el independen­tismo

- Laurence Boutreux (AFP) L’Esquirol

El municipio más independen­tista de Cataluña posee u n n o mbre inofensivo, L’Esquirol (la ardilla). Desde el traductor en catalán de “Harry Potter” a un sacerdote congoleño, sus habitantes apoyan rotundamen­te el referéndum de autodeterm­inación del 1 de octubre. L’Esquirol es un “pueblo modelo” del independen­tismo catalán, enclavado entre campos de maíz al pie de los Pirineos, a 90 km al norte de Barcelona.

En este municipio de 2.200 habitantes, los partidos independen­tistas recibieron el 91,6% de los votos en 2015, cerca del doble que la media en Cataluña (47,6%), donde la sociedad se muestra dividida frente a la secesión.

En el fr e c uentado bar “Rovi”, los clientes pueden degustar un plato típico catalán: una enorme rebanada de pan rústico frotada con tomate y coronada con una salchicha de la zona.

El miércoles al mediodía, el noticiero regional abrió con la “macroopera­ción policial” contra la organizaci­ón del referéndum convocado unilateral­mente por las autoridade­s catalanas separatist­as, que se saldó con arrestos de funcionari­os. “Quieren dar miedo. Pero más ganas tiene la gente de votar”, asegura el gerente del bar, Juan Rovira, apodado Johnny. “Todos a votar”, lanza este hombre de 54 años.

Lo que está en juego no es menor: de ganar el ‘sí’ en el referendo, vetado por la justicia española, los separatist­as afirman que empezarán la “transición” hacia una “República catalana”.

En este pueblo, hasta el campanario está revestido con una bandera catalana y muchas casas de piedra adornan sus frentes con banderines a favor del ‘sí’ a la secesión.

“En la Cataluña central, fuera de las grandes ciudades, no es nada extraño que la gente vote a favor de la independen­cia”, estima el al-

calde Alex Montanya, un independen­tista de izquierda de 43 años. “Lo damos por hecho: la independen­cia ya esta aquí y nadie nos lo ha enseñado, lo llevamos en el ADN. Queremos autogobern­arnos”, dice.

Montanya es uno de los más de 700 de los 948 alcaldes catalanes bajo amenaza de investigac­ión judicial por su cooperació­n en la organi- zación de la consulta. ¿Y si la Guardia Civil española llega a confiscar las urnas el 1 de octubre? “Eso no va a ocurrir”, dice Montanya.

Entre los independen­tistas de L’Esquirol, Xavier Pàmies, de 58 años, es conocido como “el traductor de Harry Potter”, por haber llevado al catalán esa serie de libros juveniles. “Los continuos actos discrimina­torios que España ha realizado respecto a mi país (Cataluña) en relación con otras partes de España, han aumentado lógicament­e mi deseo de romper con España”, escribe a AFP, destacando los “ataques al idioma y al sistema de enseñanza catalanes”, la “injusticia tributaria” o la “escasez de inversione­s en infraestru­cturas”.

Hasta el cura Pol Badibanga, de 50 años y originario de la República Democrátic­a del Congo, predica la causa independen­tista: “La gente actúa en la no violencia. No van a poner soldados para evitar el voto, de lo contrario sería una dictadura”. ●

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► Residentes de L’Esquirol compran en un mercado callejero junto a la iglesia local, el 15 de septiembre.

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