JUGAR DE GUAPO NO BASTA
En el Nacional se jugó un partido emociónate. Dramático por momentos. Para la U y, en especial, para Everton. Estaban en juego más que los tres puntos. Más aún sabiendo que el puntero había enredado unidades.
La inicial motivación de la U se vio en evidencia desde el primer minuto con un equipo agresivo y aparentemente bien organizado. La doble marca sobre Cuevas cortaba toda intención de los viñamarinos por filtrar un pase.
Los goles de Pinilla ponían justicia a un equipo más intenso y resoluto. Sin embargo, esto no escondía ciertos problemas defensivos que quedaban a la luz cada vez que Lucas Mugni quería meter un pase filtrado. Casi no se notaba. Pasaba colado el gran espacio que quedaba entre Lorenzo Reyes y Gonzalo Jara (casi 20 metros). Cuando Vitamina Sánchez se da cuenta de esto libera a Cuevas cambiándolo de lado. Despues de ese movimiento vino el descuento que devolvió a Everton al par- tido. Parecía liquidado, casi ausente, hasta que vino el gol de Salinas. La visita volvió a estar presente.
El término del primer tiempo pareció un alivio para Hoyos que había perdido el control del partido. La entrada de Pizarro (más temprana que lo habitual) parecía indicada para recobrar la tranquilidad en el tránsito del balón. Por momentos parecía que la U se envalentonaba más que su rival, pero cada contra ataque lo hacía retroceder más de lo que quería.
El encuentr o terminó siendo desordenadamente entretenido. Mucho corazón, mucha garra y pierna fuerte, pero poca claridad en la zona de definición.
El empate de Rubio fue anunciado 10 minutos antes. La jugada previa, especialmente la triangulación, ya había sido ensayada en dos oportunidades de manera casi idéntica. Es cierto que tuvo fortuna, pero los lanzamientos cruzados a la espalda de los centrales anunciaban una tendencia.
Sobre el final vino la arremetida pasional del equipo de Hoyos. Con amor propio y empujado por 35 mil personas. Pero en frío, fue con poco orden y con un riesgo grande de quedar mano a mano.
¿Es necesaria una reacción así? Claro que sí. Pero siempre con una base más sólida, acorde a un equipo grande. Jugar de guapo no siempre resulta.