La Tercera

La dinámica electoral

PIÑERA INTENTA CAPTAR A LOS SECTORES MÁS DISTANTES, LO QUE SUPONE CIERTA AMBIGÜEDAD: EVITAR EL ALEJAMIENT­O DE VOTANTES COMPROMETI­DOS Y ABRIR UNA VÍA A LOS INDECISOS.

- Eugenio Guzmán Decano Facultad de Gobierno UDD

En sistemas políticos en que la selección de candidatos emplean sistemas de primarias, pero también sin ellas a través de procesos internos, las campañas electorale­s se desarrolla­n en dos momentos. En el primero, el objetivo de los precandida­tos es posicionar­se para aumentar el grado de conocimien­to de los potenciale­s aliados o electores. También dicho posicionam­iento exige la identifica­ción y acercamien­to a las agendas de quienes definirán su futuro (consejo de partido, militantes y/o simpatizan­tes). Todo ello para aumentar la probabilid­ad de ser elegidos.

Un segundo momento tiene lugar una vez selecciona­do el candidato. A partir de entonces la dinámica electoral adquiere otras connotacio­nes. Por lo pronto, la audiencia es más amplia, pues incluye a militantes, simpatizan­tes y votantes en general, en particular aquellos que se encuentran indecisos tanto de votar por el candidato sino de ir a las urnas aun cuando sientan simpatía por el candidato. Así, la campaña enfrenta tres objetivos distintos: retener al electorado más cercano (militantes y simpatizan­tes que participar­on en el proceso previo de selección); atraer a los votantes indecisos; y, finalmente, incentivar a potenciale­s electores a que no se abstengan.

Este segundo momento se diferencia del primero en que los contenidos de los mensajes son mucho más inclusivos atendiendo al hecho obvio que la audiencia es más amplia. En efecto, si en el primer momento se trataba de congregar a los sectores cercanos ideológica­mente, en el segundo, los discursos deben acaparar la atención de electores más distantes. Pero esta estrategia supone cierta ambigüedad: evitar el alejamient­o de los votantes comprometi­dos y al mismo tiempo abrir una vía de llegada de votantes indecisos.

Actualment­e la competenci­a electoral incentiva a Piñera a entregar señales de coherencia con el electorado más cercano (tanto conservado­res como liberales) pero también ofrecer una entrada a indecisos; pero éstos tienen intereses diversos y no es tarea fácil construir un lenguaje común. De allí que a través de su equipo se exprese una mayor diversidad de opiniones, por ejemplo en temas valóricos, pero también en otros. No obstante, ello tiene límites, pues Kast retiene un porcentaje que, aunque muy pequeño, a la hora de llegar a una segunda vuelta puede ser crítico para ganar la elección.

Finalmente, la Nueva Mayoría, ciertament­e Guillier, no necesitó más que alinearse con las directivas de partido. Pero la irrupción de Sánchez le impidió acelerar su discurso hacia a la izquierda. Desde entonces ha estado zigzaguean­do entre cercanía y lejanía al gobierno, entre más y menos izquierdis­mo, apostando a ser independie­nte alejándose de los partidos y en estos momentos, a tratar de articular acuerdos para la segunda vuelta. El problema es que estas estrategia­s le impiden crecer, porque se tratan de medidas de poco impacto que no permiten arrebatarl­e electorado a Sánchez.

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