La Tercera

Cómo funciona el comando de Guillier

Tras las tensiones que marcaron la conformaci­ón de sus equipos, finalmente el abanderado cedió, en parte, ante la estructura tradiciona­l a la que tanto se resistió. Así funciona el comando de Alejandro Guillier.

- Isabel Caro

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El pasado 22 de septiembre el abanderado de Fuerza de Mayoría, Alejandro Guillier, inauguró la casa que será -al menos hasta el 19 de noviembree­l centro de operacione­s de su comando de campaña. El hito marcaba el inicio de una nueva etapa en la aspiración presidenci­al del abanderado y venía a sellar el controvert­ido proceso que marcó la conformaci­ón del equipo que habitará de ahora en adelante la céntrica sede.

“Soy independie­nte. Eso lo tienen que asumir. Si no, busquen un militante”. Ese fue el mensaje que el abanderado transmitió en julio pasado a los partidos políticos que lo respaldan. Las palabras del candidato buscaban acallar las críticas que por esos días surgían en el propio oficialism­o en torno al diseño de sus equipos.

“Este grupo lo he convocado por vínculos y confianzas personales”, había dicho el 8 de junio, cuando anunció la conformaci­ón de su primera estructura de campaña, cinco meses después de ser proclamado por el Partido Radical. El esquema contemplab­a, tal como lo reconoció ese día Guillier, nombres de su confianza y no dirigentes históricos del oficialism­o como esperaban las colectivid­ades, las que habían transmitid­o sus propuestas al candidato.

El senador apostó así por figuras como la diputada Karol Cariola (PC), quien asumió como vocera; el senador Juan Pablo Letelier (PS), quien ejerció como encargado territoria­l; la senadora Adriana Muñoz (PPD), a cargo del equipo estratégic­o; el economista Osvaldo Rosales, como jefe programáti­co; el concejal de Pro-

videncia, Jaime Parada, a cargo del consejo ciudadano de la campaña, y el secretario general del Partido Radical, Osvaldo Correa, quien asumió la coordinaci­ón.

Así, mientras Guillier buscaba remarcar su impronta ciudadana e independie­nte, las colectivid­ades presionaba­n por profesiona­lizar un comando que para muchos en el oficialism­o era considerad­o “amateur” y no estaba a la altura de la hazaña presidenci­al.

Pero hoy, de ese esquema poco queda en el comando de campaña de Guillier. Tras cumplir con el primer desafío que tuvo que enfrentar como independie­nte, recolectan­do más de 60 mil firmas para inscribir su candidatur­a ante el Servicio Electoral, el abanderado se vio obligado a hacer modificaci­ones y ceder, al menos en parte, ante la estructura tradiciona­l a la que tanto se había resistido.

A principios de agosto, el candidato conformó un nuevo comando: ratificó como jefe de campaña a Correa, nombró al secretario general del Partido Comunista, Juan Andrés Lagos, como su encargado de comunicaci­ones, designó a Arturo Barrios y al secretario general del PPD, Germán Pino, como encargados del despliegue territoria­l e incluyó al ex ministro de Educación Sergio Bitar al equipo estratégic­o que hasta ese momento lideraba la senadora Muñoz.

Así, las fuerzas al interior del comando de campaña del senador se reordenaro­n y dieron paso a una nueva etapa en la campaña.

El eje de poder

“El hombre fuerte del comando de Guillier hoy es Osvaldo Correa”, dicen por estos días en el entorno del abanderado. El coordinado­r general de la campaña conoció al abanderado en 2013, cuando el PR le ofreció un cupo para competir por un escaño senatorial. Luego, durante las elecciones municipale­s de 2016, estrecharo­n lazos cuando Guillier apoyó a las cartas de ese partido para los comicios. Con el tiempo, cuenta Correa, han logrado construir un lazo de confianza.

En la práctica, el generalísi­mo de Guillier hoy lidera la coordinaci­ón política y participa de la toma de decisiones más relevantes de la campaña.

El poder de Correa, si bien no ha tenido un contrapeso directo en el propio comando, sí estuvo tensionado por la figura del jefe de gabinete de Guillier, Enrique Soler. Su incomodida­d se vio reflejada justamente hace algunas semanas, cuando se enteró a última hora de la publicació­n de un reportaje de radio Bío Bío que reveló plagio en los informes de un asesor contratado por Guillier, antecedent­es que en la oficina parlamenta­ria del senador manejaban hace más de una semana.

Pero más allá de la polémica, dicen en el comando, Correa ha logrado empoderars­e en los últimos días.

En lo concreto, el comando se organiza en cuatro equipos: territoria­l, comunicaci­onal, programáti­co y estratégic­o.

La primera línea hoy radica principalm­ente en los coordinado­res de esos grupos de trabajo: Juan Andrés Lagos, quien traza los principale­s ejes comunicaci­onales de la agenda del candidato; Arturo Barrios, quien lidera la coordinaci­ón territoria­l de la campaña, definiendo giras y agenda, y Osvaldo Rosales, quien visa todo lo relativo a propuestas y que tiene trato directo con el candidato.

Este grupo se reúne prácticame­nte todos los días, y toman las principale­s definicion­es, las que van desde los hitos de campaña hasta los ejes de su discurso.

En el mismo nivel se encuentra Juan Enrique Forch, publicista, encargado creativo del comando y amigo del candidato, quien tiene línea abierta de comunicaci­ón con Guillier e influye en términos de imagen, énfasis, eslogan y contenidos, aunque no participa de las decisiones más operativas del día a día.

En la segunda línea, en tanto, se encuentran los integrante­s del equipo estratégic­o, liderados por Muñoz y Bitar, quienes se siguen reuniendo y elaborando minutas en las que trazan lineamient­os más gruesos.

A ellos se suma el equipo de alcaldes, representa­dos por el edil de La Cisterna, Santiago Rebolledo, y su par de San Miguel, Sadi Melo, y el equipo de independie­ntes, a cargo de Parada.

El diseño final del comando de Guillier, si bien adoptó un trabajo más orgánico y jerárquico, está lejos de ser un equipo de campaña tradiciona­l.

En el oficialism­o y en el entorno del propio candidato destacan que se rectificó la descoordin­ación que marcó su primera etapa.

Dicho escenario, de hecho, ha provocado que las críticas que en un inicio hicieron ver los partidos se disiparan. Los principale­s líderes oficialist­as, en todo caso, están enfocados en su carrera al Parlamento, en medio del llamado “derrotismo” que se ha instalado en el bloque con miras a los comicios.

Pero más allá de los balances, cuando quedan menos de 50 días para la primera vuelta, el comando de Guillier tiene una tarea clara: hacer de Guillier el candidato que llegue a La Moneda.b

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► La fachada de la sede del comando de Alejandro Guillier, ubicado en Arzobispo González 441, Santiago.

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