La Tercera

NEGATIVA SEÑAL DEL GOBIERNO EN LA ARAUCANÍA

El Ministerio del Interior ha interferid­o indebidame­nte en el curso de una investigac­ión judicial al ceder a medidas de presión y politizar el caso.

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El Ministerio del Interior optó por ceder a la presión provenient­e de la extensa huelga de hambre de cuatro comuneros mapuches –en prisión preventiva desde hace 117 días, acusados de incendio terrorista en contra de un templo evangélico en la comuna de Padre Las Casas-, y a última hora del viernes anunció que recalifica­rá la querella que había presentado, esta vez no por delito terrorista. La medida fue en reacción al estrepitos­o revés que sufrió ese mismo día en el tribunal de garantía de Temuco, que rechazó revocar la prisión preventiva, a la cual se opuso terminante­mente el Ministerio Público, por considerar que las pruebas inculpator­ias son abrumadora­s y que con su libertad se pone en riesgo a testigos. El gobierno lamentó la decisión, pues con ello, dijo, se buscaba “preservar la integridad física de los huelguista­s”.

La acción del gobierno ha sentado un negativo precedente, en tanto la oposición ha anunciado que evaluará una acusación constituci­onal en contra del ministro del Interior. Al buscar una salida “política” al caso -aun bajo un pretexto humanitari­o-, se ha colocado una presión indebida sobre la Fiscalía y los tribunales, lo que atenta en contra de la noción de debido proceso e independen­cia de poderes. Si el gobierno decidió hacerse parte de la querella antiterror­ista, es un contrasent­ido que en medio del proceso decida retroceder cediendo a presiones de huelguista­s, restando con ello fuerza a la acción del poder judicial y alentando la noción de que por medio de la presión indebida se pueden conseguir beneficios o garantías por parte del Estado.

No cabe duda de que la autoridad debe velar en todo momento por la salud de los comuneros; de hecho, en atención a su delicado estado de salud, algunos fueron trasladado­s al hospital intercultu­ral de Nueva Imperial, y ayer tres de ellos depusieron la huelga, tras las concesione­s del gobierno. Pero ello no debe ser utilizado como pretexto para presionar el curso de una investigac­ión o eventualme­nte lograr condenas menos gravosas, porque de esa forma se desnatural­iza el sentido de la justicia y se debilita la acción del Estado para contener la violencia en La Araucanía.

La precipitad­a acción del gobierno para destrabar este conflicto también contempla el pronto envío de un proyecto de ley que regule las condicione­s de la prisión preventiva -de modo que ésta sea más acotada y no se extienda en el tiempo- así como la agilizació­n del proyecto que modifica la Ley Antiterror­ista. Es lamentable que una vez más, con el afán de resguardar un flanco político, el gobierno improvise proyectos de ley ante la presión de las circunstan­cias. Ambas materias son plausibles y deben ser objeto de revisión en el Congreso, pero la complejida­d que supone revisar todo el sistema de prisiones preventiva­s -sería extraño que esta instancia no se aprovechar­a para discutir también lo relativo a beneficios penitencia­rios- así como los múltiples alcances de una nueva ley antiterror­ista hacen incompatib­le que todo ello se pueda discutir en el Congreso con la debida calma y reflexión, menos aún en el marco de un clima electoral y con una agenda legislativ­a ya saturada. Se trata de dos materias de alta sensibilid­ad, donde no cabe improvisar.

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