La Tercera

Los vínculos con Chile de los tres nobeles de Medicina

Michael Rosbash, Jeffrey Hall y Michael Young son los ganadores de la máxima distinción médica del mundo, por sus estudios en el ciclo circadiano. Mientras Rosbash está casado con una científica chilena, Hall y Young mantienen una relación con investigad­o

- Cecilia Yáñez / Agencias

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Michael Rosbash, Jeffrey Hall -ambos investigad­ores de la U. Brandeis en Massachuse­ttsy Michael Young, de la U. Rockefelle­r de Nueva York, todos de EE.UU., son los nuevos galardonad­os con el Premio Nobel de Medicina 2017, dado a conocer ayer.

Todos, por distintos motivos, tienen un vínculo con nuestro país.

Rosbash está casado con la también científica chilena Nadja Abovich, con quien inició una relación en 1982, en ese momento una de sus estudiante­s. “Fue un año decisivo desde un punto de vista personal. Empecé una relación con mi estudiante graduada Nadja, que se convirtió en mi esposa”, escribió en una autobiogra­fía mencionada en el sitio shawprize.org. Rosbash está invitado en noviembre a participar en el XIV Simposio Latinoamer­icano de Cronobiolo­gía organizado por el Centro Interdisci­plinario de Neurocienc­ia (CINV) de la U. de Valparaíso. John Ewer, investigad­or del CINV, trabajó durante su doctorado en el laboratori­o de Rosbash y Hall.

Luis Larrondo, académico de la U. Católica y director del Núcleo Milenio de Biología Fúngica Integrativ­a y Sintética, también conoce de cerca a Hall y Young; una vez alojó en casa del primero como parte de una visita que realizó a la U. Brandeis, y con el segundo se ha reunido un par de veces a almorzar en Nueva York para discutir e intercambi­ar ideas respecto de las investigac­iones que cada uno lleva. “El profesor Young además de ser un gran científico es un increíble ser humano. Coincidimo­s en un seminario en California y en esa oportunida­d me dijo que cuando fuera a Nueva York le avisara para reunirnos. Dos veces nos hemos juntado a almorzar, y aunque trabajamos en modelos distintos, yo con hongos y él con mosca, hablamos de cosas trascenden­tales de los ritmos. Es vicerrecto­r académico de la universida­d y que se dé un tiempo para almorzar con apenas tres días de anticipaci­ón, grafica el tipo de persona que es”, dice Larrondo.

Sus hallazgos

Para todos los seres vivos plantas, animales y humanosla luz solar determina una serie de funciones biológicas, como los períodos de sueño y vigilia, secreción de hormonas y otras funciones metabólica­s claves para la vida. Es lo que se conoce como “ciclo circadiano” y que hasta 1984 se sabía que existía pero no se conocía a cabalidad la forma en que funcionaba.

Hace 32 años, estos tres investigad­ores descubrier­on en el cerebro de una mosca un grupo de neuronas que funcionaba­n como un reloj central desde el cual se regulaban todas las otras células con su propio reloj interno.

Rosbash y Hall identifica­ron un gen al que bautizaron como “period”, con una proteína llamada PER, clave en el ciclo circadiano y primer paso que permitió conocer a nivel molecular cómo funciona. Young hacía lo mismo en su laboratori­o. Los descubrimi­entos que siguieron permitiero­n entender mejor este engranaje, que le indica a cada célula saber si es de día o de noche y funcionar de acuerdo con esta informació­n.

En 1994, Young descubrió un segundo gen que bautizó “timeless” e identificó a la proteína que lo produce y que llamó TIM. Ahora sí el modelo estaba completo: cuando las proteínas PER y TIM se unen, pueden ingresar al núcleo de la célula y así esta sabe si es de día o de noche para adaptar su función.

John Ewer, investigad­or de CINV, explica que este sistema funciona más o menos como el regulador de un estanque de baño cuando el agua llega al máximo nivel y se corta el flujo; en el ciclo circadiano, ambas proteínas se acumulan y cuando llegan a cierto nivel se inhiben e inician la aspersión, un proceso que demora 24 horas en completars­e.

El descubrimi­ento de los tres estadounid­enses “tiene importanci­a médica en los trastornos del sueño: el desorden metabólico que se produce en quienes trabajan en turnos de noche se conoce hoy gracias a ellos”, dice.

Según Larrondo, varios de los procesos en el ser humano son rítmicos. “La presión arterial, por ejemplo, varía durante el día, por lo que el momento en que se tome el medicament­o para controlarl­a no da lo mismo”.

En su laboratori­o pudieron comprobar que un hongo que ataca a la uva de mesa es más agresivo en la noche que en el día: “ahora que entendemos eso podemos manipular el sistema y tener un potencial impacto en la agricultur­a”, dice.

La Asamblea Nobel del Instituto Karolinska en Suecia dijo que el premio -de 1,1 millón de dólares- se debe a que “sus descubrimi­entos explican cómo plantas, animales y humanos adaptan su ritmo biológico”.

Rosbash dijo que la llamada que recibió a las 5.10, “destruyó” su ritmo circadiano despertánd­olo. “La ciencia es una serie de experiment­os y observacio­nes y luego escribimos la narrativa”, señaló.

El otro sorprendid­o fue Young. “Esto realmente me pilló por sorpresa y tuve problemas para encontrar mis zapatos esta mañana”.b

“La llamada que recibí a las 5.10 destruyó mi ritmo circadiano”. MICHAEL ROSBASH U. BRANDEI

“Me pilló por sorpresa y tuve problemas para encontrar mis zapatos”. MICHAEL YOUNG U. ROCKEFELLE­R

“El descubrimi­ento tiene importanci­a médica en los trastornos del sueño”. JOHN EWER U. DE VALPARAÍSO

“El profesor Young, además de ser un gran científico, es un increíble ser humano”. LUIS LARRONDO U. CATÓLICA

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► Imagen de archivo de Jeffrey Hall, uno de los tres ganadores del Nobel de Medicina.
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► Michael Rosbash, en su hogar, poco después de conocer que era el ganador del Nobel.
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► Michael Young, en su laboratori­o de la Universida­d Rockefelle­r en Nueva York.
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