La Tercera

Gobierno judicial

ES NECESARIO DOTAR AL PODER JUDICIAL DE UN GOBIERNO QUE GARANTICE LA INDEPENDEN­CIA INTERNA QUE REQUIEREN LOS JUECES PARA EJERCER SUS FUNCIONES.

- Juan Enrique Vargas Profesor Universida­d Diego Portales

Uno de los temas que quedan pendientes de la transición es el dotar al Poder Judicial de un gobierno acorde con la independen­cia que requieren los jueces. Esta puede ser vulnerada tanto desde el exterior, cuando los poderosos y particular­mente la política influyen en cómo se resuelven los casos, como también desde el interior del Poder Judicial, cuando los superiores imponen sus visiones por vías distintas a los recursos procesales. Los jueces en Chile son razonablem­ente independie­ntes de las presiones externas, pero la organizaci­ón extremadam­ente jerárquica del Poder Judicial, debido a que la Corte Suprema concentra las funciones de gobierno y tiene una incidencia decisiva en la carrera judicial, hace que la independen­cia interna de ellos sea tan solo relativa.

Para solucionar lo anterior, siguiendo el modelo de los países de Europa continenta­l y buena parte de América Latina, desde la recuperaci­ón de la democracia se ha propuesto la creación de un Consejo de la Justicia que se haga cargo de las funciones de gobierno judicial, dejando así a la Corte Suprema solo con sus tareas jurisdicci­onales. Pero la experienci­a comparada con estos consejos no ha sido positiva, precisamen­te porque ellos han sido la puerta de entrada para la intromisió­n de la política en la justicia. Se da entonces la paradoja de que por tratar de ganar en independen­cia interna se puede poner en riesgo lo ya logrado en materia de independen­cia externa. Por esa razón, y por no querer ceder ni compartir su poder, la Corte chilena se ha opuesto tenazmente a la idea del Consejo.

Pero seguir el modelo de los consejos europeos no es la única solución posible, también existen otros diseños, como las conferenci­as judiciales en los Estados Unidos, en donde las funciones de gobierno son asumidas por representa­ntes de todos los jueces, no solo por la cúpula, aunque sin externos al Poder Judicial. La ventaja de este modelo es que resguarda de mejor manera la independen­cia tanto interna como externa.

La discusión sobre una nueva Constituci­ón volvió a poner en Chile este tema sobre la mesa. Anticipánd­ose a posibles malas soluciones, la Corte Suprema, en octubre de 2014, dictó un Auto Acordado en que por primera vez se abrió a desprender­se de sus funciones de gobierno, ofreciendo entregarla­s a un ente interno, con representa­ción de todos los estamentos del Poder Judicial. Esto sucedió poco antes de la elección de la Presidenta Bachelet, en cuyo programa se proponía precisamen­te impulsar con el Poder Judicial una discusión sobre este tema. Sin embargo, nada se ha hecho, y tanto el gobierno como los propios jueces están desperdici­ando una oportunida­d única para lograr un avance significat­ivo en esta importante materia. Es de esperar que el Ejecutivo que asuma en marzo retome este tema y logre concretar estos largamente anhelados cambios al gobierno judicial.

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