La Tercera

Presupuest­o 2018

¿DEBERÍA PREOCUPARN­OS EL AUMENTO DEL GASTO A UNA TASA SUPERIOR A LA DEL PIB? LA VERDAD ES QUE NO. LA ECONOMÍA AÚN ESTÁ BASTANTE POR DEBAJO DE SU CAPACIDAD PRODUCTIVA.

- Manuel Agosin Decano Facultad Economía y Negocios U. de Chile

El sábado 30 de septiembre la Presidenta de la República hizo ingresar al Parlamento el Proyecto de Ley de Presupuest­os. Algunos comentaris­tas han criticado el hecho que el aumento presupuest­ado del gasto total sea de 3,9% en términos reales, en lugar del 3% en el cual se proyecta que crecerá el PIB. La mayoría de los economista­s daban casi por hecho que el gasto no crecería más que el PIB, permitiend­o así que el gobierno pudiese disminuir el ritmo de crecimient­o de su deuda, la cual ha llegado a niveles que empiezan a preocupar (23% del PIB en términos brutos, pero mucho menos si le descontamo­s los activos financiero­s del fisco).

¿Debería preocuparn­os el aumento del gasto a una tasa superior al del PIB? La verdad es que no. La economía todavía está bastante por debajo de su capacidad productiva, luego de un crecimient­o esperado para 2017 de apenas al 1,5%, bastante inferior al del PIB tendencial, que fue de un 2,7%. Con todo, el déficit efectivo del fisco se proyecta que disminuirá desde 2,7% del PIB a 1,9% en 2018. Por su parte, el déficit cíclicamen­te ajustado (o “estructura­l”, de acuerdo a la metodologí­a más reciente, caería de 1,7% del PIB en 2017 a 1,5% en 2018. En otras palabras, casi el cuarto de punto porcentual comprometi­do por el Ejecutivo.

Importa mucho la composició­n del gasto. Como era de esperar, el Presupuest­o contempla incremento­s mucho más fuertes para los gastos en educación y salud. En salud, hay importante­s aumentos de gastos para la formación de especialis­tas médicos y odontológi­cos, para las obras de construcci­ón de nuevos hospitales ya en marcha y aumentos en el programa GES.

En educación, se destinan recursos importante­s a fortalecer la nueva carrera docente (con un aumento de 69% por sobre lo gastado en 2017). La educación superior y gastos bajo la Ley de Inclusión Escolar (que eliminó el copago en la educación particular subvencion­ada) reciben la tajada más fuerte del gasto en educación. Los gastos en educación superior aumentan en 29%, principalm­ente por la extensión de la gratuidad al sexto decil más pobre. Es importante consignar que los gastos por estas dos partidas no representa­n gastos adicionale­s para la economía en su conjunto, porque son sustitucio­nes de gastos que hubiesen realizado los hogares. El efecto redistribu­tivo es evidente y bienvenido, pero uno echa de menos un esfuerzo mayor en gastos adicionale­s en educación preescolar y escolar. Es cierto que los gastos en educación parvularia aumentan en casi 6%, aumento que es mayor que el del gasto total, pero bastante menor que aquel destinado a los gastos por gratuidad y a la eliminació­n del copago.

Además, no vemos nada que diga relación a mejorar la asignación de recursos al interior del gobierno. Sin una reforma significat­iva del gobierno, éste seguirá malgastand­o los ingresos que le proporcion­a la recaudació­n tributaria. A eso me referiré en mi próxima columna.

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