LOS NIÑOS DEL SENAME: MUY LEJOS DE SER UNA PRIORIDAD

Mientras el presupuesto para gratuidad crece 10 veces más que el del Sename, las propuestas de las distintas candidaturas tampoco abordan los problemas de fondo.

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El presupuesto 2018 incluye un aumento significativo en las subvenciones que se entregan a las instituciones que atienden a los niños y jóvenes del Sename. Sin embargo, el incremento –que alcanza un 24%- ha sido considerado insuficiente como para lograr un servicio que esté a la altura de las necesidades que requieren aquellos que probablemente constituyen el grupo más vulnerable del país. Ello demuestra que, en la práctica, no son una genuina prioridad para el gobierno como tampoco parecen serlo para quienes a partir de marzo próximo tomarán las riendas del país.

En términos absolutos, el presupuesto total del Sename crece en casi $ 24 mil millones. Por su parte, los recursos destinados a la gratuidad en la educación superior aumentan en más de $ 225 mil millones, es decir, diez veces más. Estas cifras son elocuentes respecto a dónde están los énfasis del gobierno, que ha priorizado a quienes han tenido más oportunidades (y marchan) por sobre niños y jóvenes que carecen de ellas.

Si bien es cierto que existen ciertas normas legales que impiden un incremento mayor de los recursos que se entregan a los centros privados que cooperan con la labor de este servicio, no se ha visto mayor urgencia para modificar dichas leyes, ni tampoco la audacia y creatividad –cuestionable, por cierto- que se utilizó para instaurar la gratuidad vía glosa presupuestaria. Todas estas son señales de un bajo compromiso con una necesidad urgente. Cabe recordar que, de acuerdo con cifras de la Fundación San Carlos de Maipo, alrededor de la mitad de la población penal de nuestro país pasó en alguna parte de su vida por un centro del Sename.

En esto los aspirantes a La Moneda, lamentablemente, no lo hacen mucho mejor. Si bien existe un acuerdo transversal respecto a que se requiere una cirugía mayor al sistema de protección de menores, sus propuestas -dadas a conocer esta semana en un foro organizado por el Hogar de Cristo- han sido muy generales e incluyen aspectos que difícilmente tengan impacto, como cambiar de dependencia administrativa al Sename o crear nuevos ministerios. En cambio, aspectos que parecen esenciales para cambiar la realidad de los menores más vulnerables, como salud mental, prevención y tratamiento de adicciones a drogas y alcohol, retención en el sistema escolar, transición entre el sistema educativo y el mundo del trabajo, entre otras políticas, fueron tangencialmente abordados.

Es de esperar que el despliegue de las campañas permita conocer más detalles respecto a cómo las candidaturas pretenden enfrentar una situación que en los últimos años ha sido fuente de escándalos y reiteradas tragedias. Ello requerirá, sin duda, de mejoras institucionales y de gestión, pero también es esencial poner los recursos necesarios para tratar a niños y jóvenes que requieren de apoyo multidisciplinario. Dichos recursos no sobran en una situación fiscal desmejorada como la actual; por ello llama la atención el fuerte desbalance en la distribución de recursos entre quienes son atendidos por el Sename y aquellos que se forman en la educación superior.